Sueño con serpientes

Sueño con serpientes

Federico Vaz

Granada Hoy

14/02/2011

LA canción de Silvio Rodríguez da vueltas en mi cabeza desde que en Andalucía se habla de reptiles que, como en las viejas novelas de buscadores de tesoros, silban alrededor de un botín, el hurtado al millón de parados andaluces. Un exdirector general lo llamó fondo de reptiles, dinero ponzoñoso que te pagaba la prejubilación sin jamás haber pisado la empresa que te hacía pensionista de por vida. Por las rendijas del sistema, mayores cuanto más se deteriora éste, se cuelan cientos de culebras a las que se debe un favor, o que simplemente pertenecen a una casta a la que no se deja tirada. Saurios a quienes se busca teta libre en la vaca de la Administración Pública, ofidios reptando de un cargo a otro, arrastrándose por la perversa maquinaria que inventa puestos, patronatos y fundaciones a medida para cobijar a quienes llevan décadas sin otro oficio que la política, incluso para que las crías de las serpientes no sepan lo que es el paro que afecta a la mitad de los jóvenes andaluces o los trabajos basura de los que malvive la otra mitad.

“La mato y aparece una mayor”, cantaba Silvio. Cada nueva infección diagnosticada al moribundo es fruto de la anterior. El escándalo de Mercasevilla gangrena órganos vitales del PSOE andaluz; pero el monstruo ha engendrado otro mayor sacando a la luz esa manteca reptílica robada a quienes peor lo pasan. Y en el entramado de las falsas prejubilaciones, ¿quiénes se retratan junto al gobierno socialista?: Los sindicatos mayoritarios, colaboradores necesarios y accionistas de la rapiña. Así se conecta esta plaga de reptiles con otra, la que ha tomado al asalto la función pública, primero con la externalización, las administraciones paralelas como la mejor herramienta del clientelismo. Después vino la reforma por la que los cuadros con mayor perfil político acceden cómodamente al funcionariado obviando la meritocracia. Desde años atrás asistimos en empresas públicas con pedigrí a la consolidación laboral por paquetes de centenares de individuos que nunca pasaron una criba de méritos o formación. PSOE, CC.OO. y UGT han querido ser amas de llaves en la entrada y salida al codiciado tesoro de un sueldo de por vida.

Al soldado que agoniza en el campo de batalla todo se le vuelven gusanos. Andalucía asiste a un estertor, un fin de época, una descomposición total del régimen que confundió lo oficial con lo real, la política con el usufructo del Poder, la responsabilidad que éste implica con el derecho a ejercerlo. Así se ha alimentado este nudo de víboras, que por primera vez es llamado por su nombre: A una de las serpientes el resentimiento le ha hecho hablar con crudeza de otros reptiles. El Poder, ciego y en descomposición, responde con circunloquios y paráfrasis. Es un ouroboros condenado a devorarse a sí mismo por la cola.

http://www.granadahoy.com/article/opinion/904619/sueno/con/serpientes.html

“Habría que aplicar un ERE a la Casa Real”

“Habría que aplicar un ERE a la Casa Real”

Entrevista a Roque Hidalgo Álvarez, catedrático de Física Aplicada en la UGR y militante de la lucha por la Tercera República

“En una sociedad que valora el mérito como único mecanismo para progresar económica y socialmente mantener un vínculo de herencia es un anacronismo difícil de aceptar”

Juan Pablo Segovia Gutiérrez / José María García Labrac*
(Colectivo Encuentros Moraos)

La República

12/02/2011

El protagonista de nuestra entrevista, Roque Hidalgo Álvarez, nació en La Carolina (Jaén) un 17 de julio del año 1952. Cuenta pues en la actualidad con 58 primaveras.

Cuando se le pregunta por su infancia y juventud, remarca con especial firmeza su condición de estudiante sempiterno en centros públicos de enseñanza (Escuela Unitaria, Instituto Técnico de La Carolina, Universidad Laboral de Alcalá de Henares, Universidad de Granada).

Trabajador de la enseñanza ya en 1975, fue representante del movimiento de los PNN (Profesores No Numerarios) desde ese mismo año hasta 1979. Participó además en la fundación del sindicato de enseñanza de Comisiones Obreras en 1977.

En su currículum profesional figura que es licenciado en Ciencias- Sección Química (1975) y doctor en Ciencias -Sección Física (1979) por la Universidad de Granada (UGR). Desde 1992 es, además, catedrático de Física Aplicada en la propia Universidad granadina. Durante su larga trayectoria científica y educativa ha dirigido 21 Tesis Doctorales y ha publicado 215 artículos de investigación en revistas internacionales. Entre 1986 y 1988 fue vicedecano de la Facultad de Ciencias de la UGR, institución donde continúa impartiendo su magisterio a día de hoy.

Es miembro del comité editorial de varias revistas científicas internacionales y ha colaborado en diversos medios de comunicación alternativos, opinando particularmente sobre cuestiones educativas .

En materia política ha estado siempre vinculado al Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE), participando activamente en el movimiento de solidaridad con la Revolución Bolivariana de Venezuela, a través de la Plataforma Simón Bolívar de Granada.

En cuanto al ámbito de la causa republicana, es socio de la Plataforma Cívica por la República de Granada, veterana asociación ciudadana que integra la Coordinadora Republicana de Granada, junto a otros colectivos como el sindicato USTEA, la Plataforma de Ciudadanos por la República, la Asociación por la Verdad, Justicia y Reparación, el Partido Comunista de Andalucía (PCA) o UCAR-Granada.

Roque Hidalgo nos recibe amablemente en su despacho del campus universitario de Fuentenueva, a media mañana de una jornada de principios de febrero de 2011.

Los rayos de sol que atraviesan la ventana del despacho mitigan en parte el martilleo incesante de las obras del Metro en la cercana calle Severo Ochoa.


¿Desde cuándo milita en el movimiento republicano? ¿Cuándo comprendió que el actual régimen borbónico es perjudicial para los destinos de España?

Ser antifranquista en la época en que yo era joven era lo mismo que ser republicano. Por ejemplo, a finales de los años sesenta, nadie que fuera demócrata consideraba como salida al régimen franquista una nueva Restauración Borbónica. El golpe de estado de 1936 violentó un sistema democrático que todos los que luchábamos activamente por el fin del franquismo pensábamos sería recuperado una vez que el franquismo fuera derrotado políticamente. Aunque no son muy fiables existen encuestas realizadas a mediados de los setenta en las que se aseguraba que el 75% de la población española pensaba que la República sería de nuevo el sistema político.

¿Qué opinión le merece la institución monárquica en general, y la borbónica en particular?

Después de la Gran Guerra, también llamada 1ª Guerra Mundial, la inmensa mayoría de las monarquías existentes en Europa desaparecieron para dar paso a sistemas de gobierno republicanos. Se asociaba el régimen de injusticia social y de opresión nacional en los viejos imperios a la figura de Reyes y Emperadores. En España ese proceso se dilató unas décadas pero tuvo el mismo fin. La proclamación de la 2ª República Española fue un acto de júbilo popular como es difícil encontrar otro en la historia de España.

Se daba por finalizado un régimen político que había empobrecido a la mayoría de la población y generado unas desigualdades sociales y regionales grandísimas. Todo el mundo sabe que no existe ninguna razón racional para mantener un sistemas hereditario que se remonta a cuando el poder del Rey era “designio divino”. En una sociedad que valora el mérito como único mecanismo para progresar económica y socialmente mantener un vínculo de herencia es un anacronismo difícil de aceptar.

¿Considera que se puede avanzar hacia la Tercera República utilizando los instrumentos reformadores de la Constitución de 1978?

Lo que necesitamos ahora, como decía hace unos días el profesor de Historia Josep Fontana, es un programa de reformas que beneficie a la mayoría de la población en temas económicos y frene la ofensiva neoliberal que está empobreciendo a la clase obrera e incluso a las llamadas clases medias. Lo demás se podrá resolver con un simple ERE aplicado a la Casa Real.

Como hombre de Ciencia y republicano que es, ¿nos podría dar algún retazo acerca del republicanismo presente dentro del ámbito científico durante la Segunda República?

Este tema me resulta apasionante. La clave del pensamiento racional como contrapuesto al pensamiento mágico hay que buscarla en la Institución Libre de Enseñanza (ILE) que intentó romper con el aislamiento que la ciencia española sufría a mediados del siglo XIX. Los avances que se producen la ciencia española a finales del siglo XIX y principio del XX vienen de la mano de los llamados “institucionistas”. La llamada era de plata de la ciencia española es posible gracias a la labor realizada por la ILE. Son muchos los avances producidos en esos 60 años pero me gustaría citar la creación del Instituto Nacional de Física y Química que finalmente pudo ser inaugurado en febrero de 1932 bajo la dirección del profesor Blas Cabrera Felipe. Las posibilidades científicas que existían entonces eran enormes porque había verdaderos maestros en todos los campos emergentes de la Ciencia, por citar algunos: Biología molecular, Electromagnetismo, Física teórica, Química orgánica, etc. Al franquismo se debe también nuestro subdesarrollo científico y el retraso que todavía arrastramos en la innovación científico-técnica. Perdimos una oportunidad única de estar en la punta de lanza del desarrollo científico-técnico en el que se basan las económicas productivas de Europa.

Siendo usted un reconocido militante de una asociación republicana integrada en la Coordinadora Republicana de Granada, ¿Qué pasos estima necesarios para lograr una unificación del movimiento republicano en nuestra provincia?

También en el tema de la actividad política dentro del pluralismo de ideas y tácticas tenemos mucho que aprender de nuestros amigos latinoamericanos. El Frente Amplio del Uruguay agrupa a más de 30 organizaciones políticas de muy diferente tipo y tamaño. La unidad se construye día a día con el trabajo político basado en el respeto y la solidaridad, la hegemonía se logra con la gente. No creo que sea una prioridad la unificación del movimiento republicano. Un partido como Izquierda Republicana, el partido de Azaña, se creó después de la proclamación de la 2ª República. El proceso histórico a veces es más complejo de lo que pensamos a priori. Nuestra prioridad debe ser en este momento dar respuesta a los muchos desafíos que nos plantea el neoliberalismo y su inmensa capacidad de robar los escasos recursos económicos de la gente y esquilmar el planeta Tierra.

¿Cuál sería el programa de mínimos que su asociación aceptaría como documento de partida para la constitución de una plataforma unitaria de la causa republicana en Granada?

No hay programa mínimo porque la actividad de la Coordinadora Republicana de Granada está demostrando que podemos hacer muchas cosas juntos sin pertenecer todos a la misma asociación.

¿Cómo imagina usted la Tercera República Española?

La imagino como un sistema político en el que existirá participación ciudadana en las decisiones importantes que tanto afectan a nuestra vida diaria. Un sistema basado en la honestidad, el trabajo y la justicia.

P.D.: Agradecemos especialmente la colaboración y la atención del compañero y amigo Roque Hidalgo, el cual facilitó esta entrevista cediéndonos su tiempo y su palabra.

* Los autores son socios de UCAR-Granada y miembros del Colectivo Encuentros Moraos.

http://www.larepublica.es/spip.php?article23151

La I República

La I República


Carlos Etcheverría

Xornal de Galicia

08/02/2011

Dentro de pocos días se celebrará el 138 aniversario de la proclamación de la Primera República. El 11 de febrero de 1873 las Cortes españolas, reunidas en sesión conjunta y permanente del Congreso y el Senado, se erigieron en Asamblea Nacional, mientras esperaban la comunicación del rey Amadeo I de Saboya de abandonar el trono de España. Junto a la abrumadora mayoría monárquica, se sentaba en la Asamblea Nacional una minoría republicana, uno de cuyos miembros, Francisco Pi y Margall, presentó a la Asamblea la siguiente proposición: “La Asamblea Nacional asume los poderes y declara como forma de gobierno la República, dejando a las Cortes Constituyentes la organización de esta forma de gobierno.”

Otro insigne republicano, Emilio Cautelar, subió al estrado para apoyar la propuesta y pronunció estas palabras: “Señores, con Fernando VII murió la monarquía tradicional; con la fuga de Isabel II, la monarquía parlamentaria; con la renuncia de don Amadeo de Saboya, la monarquía democrática. Nadie ha acabado con la monarquía, ha muerto por sí misma; nadie trae la República, la traen todas las circunstancias, la trae una conjura de la sociedad, de la naturaleza y de la Historia.”

La división de los monárquicos (alfonsinos y carlistas) y la imposibilidad de restaurar a Isabel II, hizo que fuese la República la única salida posible, aunque solo fuera como medida provisional, en tanto reforzaban sus posiciones.

Entre encendidos aplausos, fue proclamada la República Española, por 258 votos a favor y solo 32 en contra: “La Asamblea Nacional resume todos los poderes y declara la República como forma de gobierno de España, dejando a las Cortes Constituyentes la organización de esta forma de gobierno.” Como ocurrió con la Segunda República, este pacífico cambio de régimen se vio alterado por el golpe militar del general Martínez Campos (pronunciamiento de Sagunto), proclamando rey a Alfonso XII, hijo de Isabel II.

Inmerecidamente, los borbones se sientan en un trono teñido de sangre impuesto por el dictador Franco, cuyo legado soportamos miserablemente sin otra imposición que nuestra indignidad. La monarquía es un residuo histórico incompatible con el sufragio universal.

Las dos experiencias republicanas acabaron en España bajo la fuerza militar. Tal parece que este país de resignados sigue atado voluntariamente a las cadenas; no son protagonistas de la historia que están viviendo, solo sufridores. Después de Franco, nos han vuelto a despojar de forma inicua del derecho a decidir nuestro sistema político. Y en el horizonte del futuro se fragua la continuidad del injusto, preparando la sucesión del príncipe de Asturias. Quizás ese intento resulte fallido, pues como dijo Donoso Cortés: “El destino de los borbones parece ser alentar a la revolución y morir a sus manos”.

http://www.xornal.com/opinions/2011/02/08/Opinion/republica/2011020722345000651.html

* En el día de hoy, 11 de febrero de 2011, UCAR-Granada aprovecha la publicación de este espléndido artículo para conmemorar el 138º aniversario de la proclamación de la Primera República Española, ofreciendo también una representación alégorica de la misma, afiche éste en perfecta consonancia con el cartelismo político democrático derivado de la Revolución Francesa.

Los nibelungos de la luz

Los nibelungos de la luz

Pepe Fernández

Baal

04/02/2011

La revolución popular que está recorriendo la costa sur del Mediterráneo, y que tiene toda la pinta de continuar en otros países, es la respuesta a la total falta de futuro de una juventud asfixiada por sistemas políticos corruptos, travestidos de partitocracias rudimentarias, y ensayos de democracias orgánicas, nacidos todos ellos al socaire de la descolonización y en connivencia con las ex-metrópolis. No es casual que, al igual que ocurrió con la transición en España, fueran los antiguos amos quienes legitimaran a los milicos nativos independentistas y dieran el apoyo debido al nuevo régimen a cambio de los pactos consabidos, que aseguraban los intereses de la ex-metrópoli, mientras a la nueva oligarquía se la mantenía en el poder apoyándose en su guardia pretoriana y en la gasolina de la corrupción con la que alimentaba a su minoritaria red clientelar, dejando al margen al pueblo, víctima onerosa del saqueo.

Treinta años es tiempo suficiente para que la corrupción acumulada acabe con cualquier sistema político. Llegado el agotamiento, sólo le queda al régimen la vía de la fuerza militar y de la dura represión sin contemplaciones para responder a un pueblo que, dada su penuria creciente, tiene menos que perder. España, aún salvando las aparentes diferencias, tiene en común con Egipto, Túnez y Marruecos a esa juventud excluida socialmente, con unas disparatadas tasas de paro (en Egipto el desempleo entre los menores de 30 años es similar al español), cuya posibilidad de subsistencia futura pasa necesariamente por la emigración, como así lo está recordando la TVE gubernamental, incitando a los jóvenes a aprender alemán y largarse del país, aprovechando la visita de Merkel.

Y es que en España, como en Egipto, el Régimen empieza a considerar a la juventud, al igual que cualquier conato de iniciativa popular independiente de partidos y sindicatos verticales, un enemigo del que hay que deshacerse como sea. Si en España la juventud no se ha echado a la calle por pura desesperación no es tanto, como se cree, por el colchón económico familiar, sino más bien porque un régimen partitocrático, como el español, responde con mecanismos de control social más eficaces y contundentes que un régimen autoritario norteafricano, que sólo dedica atención al pueblo cuando este se amotina y se le responde con jarabe de palo y tente tieso.

Y ésta es justo la diferencia con España: el que la Monarquía de Partidos haya sabido desactivar, como ninguno de esos regímenes afro-asiáticos, cualquier intento de rebelión civil independiente antes de que ocurra. Para ello ha ocupado el Estado como medio, para controlar la vida de la gente sin tener que recurrir al palo continuo, sino utilizando los presupuestos generales del Estado para comprar voluntades. Adueñándose y entrometiéndose en la esfera de lo privado y lo civil, ha acabado por hacer dependiente en grado total la suerte de las grandes empresas, y de los particulares en busca del momio estatal, de la decisión de un politiquillo central, autonómico o municipal. El Régimen ha convertido al pueblo en su reflejo, lo ha hecho tolerante con la corrupción y la inmoralidad, pervirtiendo la educación, acabando con cualquier asomo de independencia de los medios de comunicación -risible ver a Pedro Jota ayer soplándole unas preguntas pactadas a un perdido y senil Rajoy-, evitando por todos los medios cualquier control independiente, sobornándolo y, lo peor, haciendo moralmente ejemplar tal soborno.

La ruina en lo económico no es más que la ruina de una sociedad civil que no sabe funcionar por sí misma sin las subvenciones y la corrupción sembradas por la partitocracia que la envenena. A diferencia de Egipto, donde la densidad poblacional y la dejación del Estado los ha llevado a organizarse por su cuenta, en España no hay iniciativa u organización, cualquiera que ésta sea, que no esté infiltrada por la partitocracia. Ir en contra de esto es condenarse a la marginación, bien lo saben los lobos esteparios expulsados de la Universidad Feudal. En España no habrá una revolución norteafricana, pero si habrá una revolución del oportunismo: cuando los partidos políticos no tengan que repartir más que miseria, como está pasando, los nibelungos de la luz saldrán de sus catacumbas.

El estrago

El estrago

Antonio Álvarez-Solís*

Gara

04/02/2011

Al hilo de las declaraciones de José Bono, presidente del Parlamento español, en las que afirmaba que el Estado de las autonomías fue un error que aún se puede corregir, el autor analiza las raíces del embrollo y plantea una solución en «otro horizonte». Defiende la necesidad de un partido republicano fuerte y «heredero de la conciencia regeneracionista que siempre tuvo la República en España», y la necesidad de un tránsito revolucionario «para pasar del no-ser otra vez al ser».

«Estrago: Daño hecho en guerra, como la destrucción de un país»

Y dice el Sr. Bono: «El café para todos -es decir, la creación del Estado de las Autonomías- fue una invención de los estrategas del momento. Fue una salida, pero probablemente no fue una solución. Fue un «error» que aún se puede corregir». Pero ¿fue sólo un error? ¿No estamos ante un estrago? Aclara el Sr. Bono que cuando acabó la dictadura el Ejército no estaba dispuesto a que la Constitución reconociera el derecho al autogobierno por parte del País Vasco y de Catalunya y que por tanto hubo que suavizar esta pretensión disolviéndola en el mar de las autonomías.

O sea, se procedió ante la posibilidad bélica de una sublevación mediante el frívolo diseño de un Estado absolutamente artificial. Repitamos ahora la frase del extraño Sr. Bono: «Un error que aún se puede corregir». Mas no insinúa siquiera cómo. ¿No estamos ante un estrago? Manejemos los datos fundamentales: se sale de Franco con una monarquía de origen franquista, se crea un Estado a sotavento de los militares, se trocea urgentemente en comunidades autónomas la vieja España compacta, se falsifica al mismo tiempo el problema histórico de Euskadi y Catalunya y se entrega todo clamorosamente revuelto a un socialismo que ha renunciado a su origen. En esto consiste el estrago que luego se profundiza con una dura represión del nacionalismo vasco y del catalán mientras las viejas regiones rompen a caminar con pies planos y se engendra un singular anarquismo institucional.

El embrollo es fenomenal. Pero el Sr. Bono resuelve el nudo gordiano con un tajo rotundo: esto tiene arreglo. Mas insistamos: ¿qué arreglo? ¿Una segunda transición a cargo del Partido Popular? Dudo que el Partido Popular conciba siquiera una posible autodeterminación de vascos y catalanes, epicentro del enredo. Y mi duda aumenta si se tiene en cuenta la nueva sociedad de castas de poder que se ha creado en las antiguas regiones mediante las autonomías inventadas en la Constitución de 1978. La calificación de «estrago» para todo esto parece razonable. Sí, debe haber una salida. Pero ¿a qué precio esta salida? De cualquier forma habrá que pagarlo. Habrá que decir a un país de mente simple como es España que la paz pasa por que Catalunya y Euskadi sean reconocidas como no-España. Ciertamente esto resolvería una guerra que ahora va de la llama al brasero y del brasero a la llama y permitiría la reunificación de la España genuina suprimiendo las ridículas fronteras autonómicas que hacen, por ejemplo, de La Mancha dos Manchas y de León un añadido doliente de Castilla. Lo eficaz parece ser esto.

Mas para trasponer tal frontera habrá que convencer a la guardia civil de que el duque de Ahumada no era un caballero aceptable por su visión del orden público y al Ejército de que su papel ya no está en la acción interior. Difícil convencimiento, pero puede encargarse de su logro a la Unión Europea de Alemania y a los Estados Unidos de Norteamérica. Todo es cuestión de un renovado mercadeo de minorías dirigentes. O de un simple apercibimiento para que no jueguen con los aparatos explosivos. Ahí está quizá y para España la única utilidad de la globalización. No sé si lo verá así el Sr. Bono, que ya no parece estimar posible, creo, como lo estima posible aún el Sr. Rubalcaba, cantar las cuarenta solamente con un rey y una sota de bastos. El juego exige las cartas ciertas. ¿Y se repartirán esas cartas?

Planteadas así las cosas hay que buscar la solución en otro horizonte. Hace falta que surja una organización política capaz de hacer la torta correspondiente sin volver a enharinar la masa ¿Un partido republicano fuerte y heredero de la conciencia regeneracionista que siempre tuvo la República en España? Creo firmemente que se trata de eso. Un partido republicano que nazca sin engastes de personalidades corruptas o sospechosas de corrupción; que aparezca limpio de herencias con mala raíz; que acepte el renovado horizonte de un protagonismo verdadero de las masas; que sepa que España ha de ser ajustada territorialmente a lo que verdaderamente es a fin de ganar calado ideológico, solidez intelectual y capacidad de autoafirmación sin necesidad del residuo colonialista.

La actual ebullición política, producida en un caldero mucho más reducido de lo que creen quienes lo manejan, ha de aplacarse posiblemente ampliando el ámbito político a la calle. Y esta operación he de realizarse ofreciendo al colectivo de ciudadanos una implicación sugestiva, capaz de despertar a la calle para liberarla por un lado de su soslayo cansino y lograr, por otro, que la acción política sea inteligible y tenga una meta asumible en el término útil de una generación. No puede repetirse un día y otro la invitación a futuros borrosos y lejanos y pretender que el pueblo se embarque en esa nave desarbolada de toda satisfacción inmediata. La contemplación de gobernantes que únicamente tienen en su óptica cotidiana al adversario como ocupante del poder ha producido en la calle una fatiga infinita. En este momento en que el desastre económico prima sobre otras urgencias el ciudadano ve como se le ofrecen orillas que no figuran en su posibilidad vital; siente como la acción cultural se empobrece; constata como su posibilidad de bienestar es una pura facecia sin gracia alguna. De esta situación hay que salir por una calle repleta de esperanza, que atraiga a la masa, que anime el corazón abatido.

Sr. Bono: no se puede decir a la gente una y otra vez en qué consiste la equivocación sin añadir cómo ha de ser la enmienda. Posiblemente usted no se atreva a indicar caminos concretos para canalizar nuevos entusiasmos populares porque usted y los suyos no caben en esos caminos. Ustedes son agentes, queriéndolo o no, del gran fracaso que vive la sociedad española. Les repugnan las autonomías, pero las autonomías les han hecho dirigentes. Les encoge el naufragio económico, pero se negaron a confesar que estaba aconteciendo porque no tenían valor para declarar que el sistema ya no era posible y era ese sistema el factor indudable del quebranto. Les abate el desastre del Estado, pero no pueden corregir ese desastre porque están encerrados en un Reino cuyas raíces impiden esperar otro fruto. Ustedes no hacen otra cosa que arrepentirse todos los días, cubrir de falsa ceniza sus cabezas, pero no pueden desmontar del tigre que han cabalgado. No nos digan, pues, que hay futuros mejores porque necesitamos presente.

Gobernar es gobernar el hoy y preparar un mañana accesible y, sobre todo, inmediato, ya que a largo plazo, como decía lord Keynes, estaremos todos muertos. Quizá del planteamiento de esta exigencia deduzca algún lector temeroso que hablamos de crear un ambiente revolucionario. Pues sí. La revolución constituye ese tránsito necesario para pasar del no-ser otra vez al ser. Pero la revolución es siempre o casi siempre, si se sabe protagonizarla, un camino saludable que no tiene por qué teñirse con violencia innecesaria. En este sentido todo depende del contrarrevolucionario. La República siempre tuvo en España perfil revolucionario, pero no fue el origen de la sangre habida en torno a ella. Estas cosas son constatables simplemente con leer y meditar los documentos rigurosos de la época.

Si al futuro se le abre un camino claro la ciudadanía marcha por él como en una fiesta. Pero para que el camino sea claro es preciso aceptar el compromiso radical con la libertad y el saber apartarse a tiempo para que lo nuevo no se desborde por cauces indeseables. O sea, Sr. Bono, que hay enmienda al inmenso error del 78. Por ejemplo, usted ha de admitir que está siendo parte notable de ese error.

http://www.gara.net/paperezkoa/20110204/246662/es/El-estrago

* Antonio Álvarez-Solís (Madrid, 1929) fue redactor-jefe del diario La Vanguardia, fundador del semanario Por Favor y primer director de la revista Interviú. En la actualidad colabora con el periódico abertzale Gara.

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