
Ucronía (II)
Calibán
11/12/2008
Le indico a la camarera que me traiga una segunda taza de café y giro la página del periódico. El viejo del puro también está escuchando al profesor y, por su expresión, pareciera que fuera a contestarle en cualquier momento. Me pregunto si vivió la guerra.
-Para empezar, los cuarenta habrían sido los años más difíciles para la dictadura –iba diciendo el profesor–, pero también los que hubieran sentado sus cimientos. Siendo un gobierno totalitario en un mar de gobiernos liberales el aislamiento sería inevitable, y el régimen autárquico que empezaba a trazarse antes de la caída de la dictadura se habría alargado por una década más, asolando a la población con la hambruna e impidiendo que la economía se regenerara después de la guerra. Éstos también habrían sido los años de las emigraciones y las ejecuciones masivas, hasta que el gobierno hubiera purgado todos los brotes de descontento y sometido al conjunto de la población.
>>Si estamos hablando de un hipotético régimen totalitario, entonces el gobierno estaría controlado por el Partido Único, encabezado por la figura del Caudillo. Nada escaparía a la vigilancia y el control del Partido, que ejercería un intervencionismo absoluto sobre la economía y crearía órganos para canalizar las masas –y sí, borra ese ceño, ambos sabemos porqué utilizo éste término. Al fin y al cabo el fascismo fue un producto de la irrupción de las masas en la vida política.
>>Las relaciones diplomáticas con los otros países serían interrumpidas, pero tarde o temprano el Partido tendría que buscar apoyos en el marco internacional. Probablemente, con el tiempo, los Estados Unidos accederían a algún tipo de alianza con el Partido, ya que ambos compartían un enemigo común. Aún así, el primer poder aliado y cómplice de la dictadura sería la Iglesia; los sacerdotes se extenderían por la península en una sagrada cruzada, reconquistando la tierra que la Segunda Republica les quitó, y junto con la palabra de Dios traerían a las ciudades y los pueblos la palabra de Franco. Sí, eso es. El Vaticano aceptaría el régimen si éste se proclamaba paladín del cristianismo. El otro sostén popular de la dictadura sería, por tanto, el otro tumor que los republicanos exorcizaron: la monarquía. Imaginemos que los hijos del conde de Barcelona no hubieran sido asesinados en Roma por la conspiración republicana; tarde o temprano volverían a España, y Franco, para legitimarse, designaría al mayor de ellos cómo su sucesor.
>>Durante décadas –continuó el profesor– éste país habría sido el último bastión del fascismo mientras que a su alrededor crecía la Europa de las libertades. Hubiera sido el país de la vergüenza, el fundamentalismo religioso, la represión y el abuso; más cerca de las distopías anglosajonas que de la realidad internacional.
El calvo sacudió la cabeza con desaprobación, interrumpiéndolo.
-No. De existir, tu España distópica no hubiera durado tanto.
-No lo creas –contestó el otro-; la dictadura original ya realizó algunos lavados de cara, como cuando Serrano fue apartado del poder o cuando se suprimió el saludo del brazo en alto. ¿Quién te dice que, de haber durado, la dictadura no se hubiera disfrazado en función de sobrevivir? Por supuesto que al cabo de un tiempo la figura del Caudillo desaparecería, pero sería sustituido. Incluso después de su muerte los cimientos del Estado seguirían siendo aquellos instaurados por la dictadura: sus instituciones, su maquinaria económica, su cuerpo militar y policial, su sistema de leyes… El engendro del fascismo se disfrazaría para pasar desapercibido en la Europa de las democracias, pero por mucho que se pretendiera ofrecer una imagen de renovación tanto en el exterior como en el interior, en el fondo el corazón del país estaría podrido. La batalla entre las dos Españas habría terminado, pero porque una de ellas habría sido fusilada y arrojada a una fosa común, sepultada bajo toneladas de mentidas y condenada al olvido.
Al otro lado de la ventana la lluvia ha arreciado. Sin que me haya dado cuenta el bar se ha llenado de gente y ahora el barullo general se confunde con la conversación de los profesores. Recojo el periódico, me incorporo y me dirijo hacia la puerta mirando de reojo a los dos hombres, que siguen enzarzados en su discusión. Mientras salgo a la mañana gris y lluviosa suspiro y agradezco silenciosamente la intervención de los Aliados y poder vivir en la época de la Tercera República.
https://granadarepublicana.com/2008/12/ucrona-ii.html
* Desde UCAR-Granada, asociación republicana, pluralista e interclasista, queremos desearos un Feliz Año Nuevo 2011.
Nos vemos en la lucha por la Tercera República, estimados compañeros de la rabia y de la idea.
Salud.
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