Pablo Alcázar López

Donde los ángeles

25/09/2010

En los años 80, mujeres granadinas que trabajaban duro durante toda la semana en el negocio familiar, pagaban alrededor de 1.000 € por la habitación del hotel La Bobadilla de Loja en la que habían dormido los Reyes una noche. Pasaban en ella con sus maridos un fin de semana y luego, en su carnicería, mientras que le cortaban a una clienta un solomillo de cerdo con precisión milimétrica en filetes parejos, le contaban los pormenores lujosos del cuarto de baño de la suite real. Hay gente a la que le gustaría darle una colleja suave a la princesa Letizia. No les agrada cómo ha quedado su nariz tras una operación de cirugía estética o que esté tan delgada o, simplemente, que la jaula de hierro del protocolo haya acartonado la fluidez profesional de una buena periodista. Pero a otros muchos les agrada, les resulta guapa y bien vestida. No ven mal que acuda a Pasarela Cibeles con el empaque pijo de las burguesitas aburridas y lo más probable es que le copien los vestidos y los centímetros de sus tacones. De fundar un partido político, sacaría tantos votos como Belén Esteban. Igual que hay ateos aritméticos, con la calculadora en la mano, dispuestos a restarle a Dios unos miles de asistentes a cualquier manifestación religiosa, también hay republicanos militantes empeñados en demostrar que los Reyes son seres humanos y que están aquejados de los mismos vicios que los demás. Son incansables, inventan chistes, ponen en circulación anécdotas, denuncian corruptelas del Rey y su familia, como si la idea monárquica, en lugar de caerse por obsoleta y anacrónica, se viniera abajo, por la ineptitud personal y profesional de los integrantes de la familia real. ¿Si los Reyes fuesen ejemplo de virtudes cívicas y humanas no habría nada que objetar? ¿Estos republicanos acusicas acabarían yendo a la Zarzuela al besamanos? La Monarquía es incompatible con el sistema democrático porque coloca en la cima del Estado a un ciudadano que no ha sido elegido por nadie. Da igual que el rey sea bueno o malo. O que la futura reina haya elegido esta o aquella nariz del catálogo de un cirujano componedor. Aunque nos resulte inquietante imaginar a Pajín o a Rajoy, a Cospedal o a Zapatero de presidentes de la III República Española, no tendríamos nada que objetar, si alguno de ellos ocupase ese puesto gracias a los votos de los españoles. O si la elegida fuese Belén Esteban, incluso si lo fuese Doña Letizia. Con suerte, hasta podría aparecer un nuevo Azaña con la lección aprendida.

http://purpuranevada.blogspot.com/2010/09/ni-belen-esteban-ni-dona-letizia-azana.html?spref=fb

* Este texto del profesor Alcázar surje como respuesta a un chiste sobre la monarquía difundido masivamente a través del grupo de correo de UCAR-Granada. Nuestra postura con respecto al particular está bien clara: somos republicanos porque creemos que la monarquía es intrínsecamente antidemocrática, como institución y como estructura de poder. Ello no es óbice para que consideremos como un deber la ruptura del férreo bloqueo mediático que proteje al rey Juan Carlos y a la familia Borbón, a través de todos los medios estrictamente legales de los que disponemos.

Salud, Tercera República y Huelga General.
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