El PCE presentó este jueves en Madrid el documento base de la Conferencia republicana que se celebrará el 27 de noviembre. Julio Anguita lanzó duras críticas a la Monarquía y a la Iglesia Católica ante la inminente vista del Papa e hizo un llamamiento a los colectivos republicanos para alcanzar un pacto

Isabel G. Caballero

Nueva Tribuna

04/11/2010

El PCE ha iniciado el proceso de debate de la Conferencia republicana que se celebrará en Madrid el próximo 27 de noviembre y que Izquierda Unida hará suya. La Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense fue el escenario elegido para presentar el documento base elaborado por la dirección del Partido Comunista con Julio Anguita como presentador del mismo y que contó también con la presencia de Cayo Lara.

Se trata, como dijo el secretario general del PCE, José Luis Centella, de que el movimiento republicano dé “un salto” y se convierta en una “alternativa real”. Para ello se pondrá en marcha una campaña de explicación y un “plan de acción” a la ciudadanía donde estén implicados todos los colectivos republicanos para alcanzar un acuerdo de mínimos.

Para Centella, la construcción de la República en España “no es un debate teórico sino muy ligado a la realidad” y a la situación de crisis económica. La iniciativa surge también como respuesta a la “campaña” puesta en marcha por la Casa Real para “promocionar” al heredero al Trono, Felipe de Borbón, y “los republicanos estamos también en campaña activa” porque “el mejor sucesor de Juan Carlos I es la República”, aseguró.

El dirigente comunista puso el acento en el hecho de que los ciudadanos no conozcan en qué se gastan los ocho millones de euros del Presupuesto General del Estado asignado a la familia real, al tiempo que criticó la falta de libertad que existe en España después de que la Fiscalía pretenda condenar a varios años de cárcel y a una indemnización de 2.500 euros a los dos jóvenes militantes de IU que exhibieron banderas republicanas durante una visita a Móstoles de los Príncipes de Asturias el 16 de mayo de 2006.

Por su parte, Anguita apostó por construir una “república democrática” en modo alguno neutra sino supeditada al “cuerpo social” iniciando un proceso constituyente desde la base de la sociedad. El ex dirigente de IU emplazó al movimiento republicano a aunar esfuerzos desde el documento –como “idea básica”- presentado por el PCE porque “no tiene cada uno la verdad del Santo Grial”, advirtió. En tono muy didáctico, disertó sobre el pasado y el futuro político de España e intentó desmontar algunos mitos como el que la Transición fue modélica. A su juicio, el proceso que siguió a la muerte de Franco se fundamentó en un “contrato” que se consumó en la Constitución de 1978, un texto “vaciado de contenido” y “falseado” por las principales fuerzas políticas del país. “La Transición se agotó y los problemas vuelven otra vez a estar aquí”, advirtió.

Democratizar la vida pública; defender un sufragio universal “sin trampas” (dijo en alusión a la actual Ley Electoral); la eliminación de los privilegios y diferencias sociales; pasar de la “religión vergonzante del Estado” a un Estado laico; o apostar por el federalismo, son los principales ejes del ideario republicano. Anguita se mostró muy crítico con la jerarquía católica y denunció la, a su juicio, “postración bajo las faldas de la Iglesia” del poder político en referencia a la inminente visita del Papa Benedicto XVI a España y al hecho de que vaya a ser recibido en Barcelona tanto por el Rey como por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Para el ex coordinador de IU, España no sólo pasa por una crisis económica sino también por una crisis “energética, política, alimenticia, ética, medioambiental y geoestratégica”. En este sentido, recordó que las dos Repúblicas españolas surgieron en momentos de dificultad económica y convulsión social, por lo que la situación actual es el contexto idóneo para construir la III República y resolver los flecos dejados por la Transición. No se trata –apostilló- de “sacar la bandera tricolor” sino de “construir la República del siglo XXI” en un proceso que, advirtió, puede ser largo porque aún existe “miedo” a debatir sobre esta cuestión.

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