José Luis Serrano (*)
29.04.2005

La noticia del miércoles no fue que Julio Anguita viniera a Granada, ni que los “anguitistas” fueran a oírlo. La noticia es que no cabía un alma en el Aula Magna de Ciencias y la noticia es que el noventa por ciento de los allí congregados eran jóvenes universitarios con carpeta y mochila que andarían en tacataca por los tiempos de la “Convocatoria por Andalucía” y de “en junio, Julio”. Y, sin embargo, en las ediciones de ayer jueves, ni Ideal, ni Granada Hoy daban cuenta de los detalles de esa visita. La Opinión fue el único periódico de Granada que dio la noticia en su justa magnitud. En páginas interiores aparecía una fotografía de la presidencia del acto y, en última página, en El portal de Belén Lezama, un amplio comentario sobre el contenido de la conferencia y una curiosa fotografía de Charo Valenzuela en la que se ve al doctor García Puche apoyado en el brazo de Julio Anguita. La fotografía me llamó mucho la atención y, con el permiso de Belén Lezama, la tomo como pretexto de este artículo.

Un observador neutral diría que a José Luis García Puche se le había caído el bolígrafo y que se agachaba para recogerlo cuando fue sorprendido por la cámara. Pero el pie de foto contradecía esta impresión: “la admiración del doctor García Puche por Anguita fue evidente”. Además, el artículo de Belén terminaba hablando del fuerte contraste entre el discurso republicano de Anguita y los ‘cabezazos’ que los políticos actuales le pegan al rey Juan Carlos en señal de vasallaje. Si se mira la foto después de leer el final del artículo parecería que el doctor García Puche está dándole un cabezazo al monarca Julio.
Lo curioso es que, desde hace años, los medios de comunicación construyen la imagen de Anguita con elementos monárquicos. Lo de “el califa” no viene sólo por su origen cordobés. Estamos en una situación cultural y civil en la que Anguita puede servir para muy distintos estímulos del ejercicio de la reflexión. Sin exagerar, tengo la impresión de que el imaginario colectivo ve en Julio a una suerte de alternativa al monarca, no tanto al Juan Carlos de la transición democrática, pero sí a ese rey que le hace genuflexiones y besa los anillos de obispos. Y creo que es por esto por lo que la mirada inconsciente de la cámara fotográfica busca y capta los actos fallidos que pudieran entronizar a la alternativa al monarca.

Curioso esto porque, si hubiera que resumir todo lo que dijo Julio Anguita en su conferencia, bastaría con una idea: que república no es la elección parlamentaria o directa del jefe del estado. República es la abolición del vasallaje, esto es, la desaparición de nobleza, clero y vasallos, y su sustitución por un sujeto único, el ciudadano nacido libre e igual, el que tiene derecho a tener derechos. Es por eso por lo que un republicano coherente no es el que se presenta a sí mismo como alternativa a la jefatura del estado (“Me gusta la república siempre que la presida yo” -dicen las malas lenguas que dijo un político muy conocido), sino el que comprende el enorme salto histórico de la independencia norteamericana y la revolución francesa. Este republicano genuino no sólo no aceptará jamás ser vasallo, sino que nunca admitirá tener cortesanos. Fue George Washington quien se negó a ser coronado por los insurgentes americanos y quien se empeñó en el título de presidente de los Estados Unidos. Salvando todas las distancias históricas, a Julio Anguita no se le conoce todavía un solo camarlengo. “Anguitistas” sí que hay muchos. El miércoles, sin exagerar, saludé a quince. Pero, tranquilos, estoy seguro de que el propio Julio corregiría de manera educada pero tajante a quien se presentara ante él como “anguitista”. Esa es su dimensión histórica.

(*) José Luis Serrano es profesor en las licenciaturas de Derecho y de Ciencias Ambientales de la Universidad de Granada. Es conocido en el ámbito del Derecho Ambiental por los volúmenes de “Ecología y Derecho” (1992 y 1995) y en el campo de la Teoría y la Filosofía del Derecho por “Validez y vigencia. La aportación garantista a la teoría de la norma jurídica” (1999). Es también autor de novela policíaca e histórica y columnista de prensa. Es miembro de nuestra asociación.
Este caorama se publicó en el diario local La Opinión de Granada el 29 de abril de 2005, días después de la charla-coloquio a carga de Julio Anguita en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias, acontecimiento que supuso el punto de partida para el nacimiento de la Unidad Cívica Andaluza por la República de Granada.
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