• El caso Urdangarin marca un antes y un después en la Casa Real
  • Ha sido una bomba de relojería tras 37 años de calma
  • La imputación del duque provoca la publicación de las cuentas reales
  • En octubre los españoles suspenden por primera vez a la Corona
Ana Romero
El Mundo
25/02/2012
Decía una veterana corresponsal real que escribir sobre la Jefatura del
Estado en España era lo más parecido a hacer “una tortilla sin huevos”. O, como
afirmó ayer una persona muy cercana a la Casa, a redactar “entre algodones” la
crónica de una Familia Real idílica con un Rey vital para la restauración de la
democracia en España; una Reina definida como una “gran profesional”; el
Príncipe heredero “mejor preparado de la Historia”, y dos infantas que
simplemente no producían noticias. Así, durante 37 años, en Zarzuela imperó la
máxima del ‘No news, good news’.
El estallido del caso Urdangarin, con el epicentro hoy de la
declaración en Palma de Mallorca, ha actuado como catalizador
de un proceso que se inició a la vuelta del siglo XXI y que estalló el
pasado 7 de noviembre
 como una bomba de relojería. Fue el día en el que la
policía acudió a registrar la sede en Barcelona del Instituto Nóos, el ya más
que famoso organismo sin ánimo de lucro presidido por el marido de la infanta
Cristina.
La grieta que poco a poco se había ido formando en la prístina fachada de
La Zarzuela se abrió ese día en canal. Ajenos a la gravedad del
asunto, los fontaneros de la Casa actuaron como habían hecho hasta entonces:
guardaron silencio. Un mes y
cinco días más tarde
, todos los hombres del Rey se vieron obligados a
convocar a la prensa para hacer algo inaudito: anunciar que
Urdangarin
quedaba oficialmente apartado de la agenda
oficial
de la Familia por su comportamiento “no ejemplar”.

El inesperado anuncio lo hizo personalmente el jefe de la Casa, el
diplomático Rafael Spottorno, un hombre afable que echó los
dientes como fontanero real durante diez años de trabajo en La Zarzuela. El
pasado septiembre, cuando reapuntaba judicialmente el caso Urdangarin, Spottorno regresó a la
Casa ajeno a lo que se le venía encima.
Pero cuando el 12 de diciembre, y siguiendo las órdenes directas del Rey,
Spottorno convocó a la prensa, el daño ya estaba hecho: el caso Urdangarin había
ocupado día tras día las portadas de los periódicos españoles, de todos. Muy al
principio, en febrero de 2006, EL MUNDO fue el primer y el único medio en
informar de los primeros indicios del caso. En el otoño de 2012, la veda se
abrió para todos. Zarzuela no había sabido reaccionar a tiempo
a pesar de que a lo largo de esos seis años el propio Rey había ordenado a su
yerno que abandonara los negocios y que se marchara a trabajar fuera de España.
Así fue. En 2009, los duques de Palma y sus cuatro hijos se instalaron en Washington
DC
, donde Urdangarin comenzó a trabajar para Telefónica
Internacional.
El caso Urdangarín, cuyo final aún queda lejos, según las distintas fuentes consultadas, ha obligado a La Zarzuela a orearse de una manera a la que no estaba acostumbrada. Hay un antes y un después, y un punto de no retorno. El pasado 28 de diciembre, los hombres del Rey, forzados por el ‘tsunami’ Urdangarin, volvieron a convocar a la prensa para hacer algo también nunca visto: dar publicidad a las cuentas reales, como llevaban pidiendo desde hace años algunos partidos políticos del Parlamento español.
Este dato, ofrecido ayer por la oficina de prensa de la Casa, da una idea de
cuánto ha crecido el interés de los españoles por los asuntos
de la Jefatura del Estado. El escrutinio había comenzado antes del caso
Urdangarín. El pasado mes de octubre, por primera vez en la Historia, las
encuestas del CIS suspendieron a la Corona. Los españoles sólo otorgaron un 4.8
a la Familia Real, un grave contraste con los notables que solían obtener a
principios de la pasada década.
Los jóvenes abanderan esta batalla. España ya no es el país en el que don
Juan Carlos comenzó a reinar el 22 de noviembre de 1975. Los españoles
quieren saber cuánto les cuesta su monarquía, para qué les sirve y cuál es el
comportamiento-
personal y profesional- de los miembros de la Familia.
La grieta que ha abierto en la fachada de palacio el caso Urdangarin tiene que
ser convenientemente reparada. De no ser así, volverá a reaparecer en otras
partes del palacio enclavado en el madrileño monte de El Pardo.
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