José Luis Pitarch*
09/03/2012
El editorial de EL PAÍS del 4 de marzo
nos ha dejado a muchos asombrados. Servidor es lector de este diario desde su
primer número (en el que ha publicado artículos) y difícilmente recuerda algo
tan descomedido y despreciativo para innumerables españolas/es aunque se nos
llame “algunos”– en página tan importante del periódico. También sorprende, en
un diario de su talla, la manifiestamente mejorable sintaxis del editorial. El
cual parece como dictado por el miedo (pero no encaja que sea miedo por parte de
EL PAÍS).
Niega el editorial que “la familia real
esté cuestionada por la opinión pública”; ¿será que los dos yernos no forman o
han formado parte de dicha familia?; ¿ignora el editorial cuánto hablan muchos
ciudadanos/as sobre la eventual implicación de la infanta Cristina en alguno(s)
de los negocios de su marido? Se lo he oído a profesores de Derecho compañeros
míos en la Universidad, e incluso a militares ex compañeros míos.
Al legítimo debate sobre la Jefatura del
Estado lo califica el editorial de “artificial” y de “contorsión intelectual y
mediática”. O sea, palo al intelecto de muchos españoles y palo a los media que
entren en tal debate, “frívolo” y “amarillista”, que es sólo una contorsión,
esto es, un movimiento convulsivo o cómico o ridículo, como una payasada. Dicho
legítimo debate o análisis político, histórico, democrático, patriótico, es para
el editorial “crearnos problemas que no tenemos” y darnos a “teatrales
escaramuzas”. Las cuales –-y ahora insulta directamente al movimiento
republicano, lo que uno interpreta como que le teme sobremanera– son urdidas
por “acechantes” que buscan “desestabilizar la democracia en su propio interés”.
Ante ello, el editorialista nos prescribe lo que “debemos” hacer: “la sociedad
española debe rechazar con toda contundencia…”, y hoy sólo debemos ocuparnos
de los problemas económicos y de que no se deteriore el clima social. De nada
más en absoluto. ¿Debemos, también, los lectores responder “a la
orden
“?
Tampoco faltan palos para el juez y el
fiscal del “caso Urdangarin”, por su “celo” en la instrucción judicial, que el
editorial da a entender que considera “excesivo”. Y aun llega a decir que lo
único que ha quedado claro en el caso Nóos es que “el Rey ordenó hace años a su
yerno que dejara los negocios privados”. No: otras cosas más del “caso” van
quedando claritas. Y, por cierto, no dice el editorial si el Rey comprobó que su
yerno cumplía su orden.
Hay más adornos, por ejemplo:
“Prácticamente nadie duda hoy -–incluyendo los más relevantes republicanos de
nuestra historia reciente– que el Rey y la Corona…” (sigue panegírico,
adobado con futurología, sobre los “servicios impagables” de Su Majestad)
¿Impagables? No, sino bien pagados. ¿Es poco pago recuperar una Corona tres
veces perdida por monarcas Borbones indignos o incapaces? ¿Es poco el dinero del
contribuyente que se lleva cada año el Rey “para su Familia y Casa” (sic,
Constitución vigente), el cual distribuye como le venga en gana, sin dar cuenta
o información a ninguna Institución del Estado? Y, en cuanto a “los más
relevantes republicanos etcétera” que aplauden calurosamente al Rey, ¿a quiénes
se refiere? En fin, también figuran en el editorial brindis al sol, como que
“necesitamos apoyar a nuestras instituciones”; y más alabanzas a Su Majestad,
así: “la arrolladora personalidad del Rey”, o “Don Juan Carlos renunció a los
poderes recibidos”, omitiendo que eran poderes ilegítimos otorgados a dedo por
un dictador genocida, en tanto que Rey de su Movimiento militar-fascista, cuyos
Principios Fundamentales juró solemnemente Don Juan Carlos.
También dice el editorial que el Rey
“defendió a la democracia de los golpistas”. Sí, de los golpistas del “golpe
duro”, dispuestos a expulsarle del trono (los mismos que intentaron asesinarle
en La Coruña el Día de las Fuerzas Armadas, junio del 85) por considerarse
desligados de obedecerle al creer que había traicionado a Franco admitiendo la
legalización del P.C., un Estado de Autonomías que rompía España, etc. Golpistas
militares que leían y escribían en “El Alcázar” y “Fuerza Nueva”. Mas la cosa no
está tan clara respecto al “golpe” del “23-F-81”, hay teorías y análisis
distintos al “oficial”. Verbigracia, que el “23-F” era un “golpe blando” (desde
luego ilegal, anticonstitucional) llevado a cabo por dos generales monárquicos
de máxima confianza del Rey —que nunca hubieran hecho nada contra él, sino a
favor— para cortar ese avanzado proyecto de “golpe duro”. De lo cual resulta
difícil suponer que Su Majestad estuviera totalmente en ayunas. Y en ese “golpe
blando” parece estaba involucrado el propio CESID, a través del comandante
Cortina. Y no nos dejan conocer a los españoles, tres décadas después, las
cintas con las probablemente reveladoras conversaciones telefónicas de aquellas
tarde y noche. Y quedan sin aclarar muchos otros puntos, como por qué el Rey
tardó tanto en hablar esa noche del 23 al 24 de febrero. O por qué dijo a Milans
que ya no podía volverse atrás. O por qué el capitán hijo de Milans, Juan, tildó
en voz alta, en el Club de Campo madrileño, de “cerdo” e “inútil” al Rey, y en
consejo de guerra le impusieron por ello una pena ridícula, 1 mes en primera
instancia, dos meses y un día en segunda. (Servidor cumplió varias estancias
bastante más largas en la Prisión Militar de Alcalá de Henares o el Castillo de
San Julián, Cartagena, por faltas -–supuestas– mucho menores, entre 1.977 y
1.983).
Digamos, por fin, que no sólo tenemos
quejas del editorial. Aplaudimos, por ejemplo, su llamada a mejorar la
transparencia de la Institución y a clarificar los comportamientos de los
familiares del monarca, o la que hace (cautamente expresado) a acabar con la
discriminación por razón de sexo en la sucesión monárquica, opuesta frontalmente
a varios artículos de la propia Constitución. Y, por no alargarnos más, quede
para otra ocasión el asunto de si la monarquía actual y la Constitución llegaron
con legitimidad absoluta o bajo algunas coacciones y trágalas. Ahí estaban
Fraga, Cisneros… de “vigilantes” y síndicos de muchos intereses y miedos de
los franquistas como ellos. Y ahí tienen al PP todavía hoy exaltando y
reconociendo a Fraga como gran mentor suyo.
http://www.unidadcivicaporlarepublica.es/index.php/monarquia/casa-irreal/3888-sobre-la-monarquia-y-el-caso-urdangarin

** En la fotografía, el amigo José Luis Pitarch, durante su participación en las X Jornadas Republicanas Federales – “República y Derechos Humanos”, celebradas en nuestra ciudad el pasado mes de noviembre de 2011. Disponibles más imágenes del evento en la galería pública de UCAR-Granada, gracias a la gentileza de la compañera Ana Maeso Broncano.

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