Lara Fernández
Vanitatis
23/10/2011
La Familia Real holandesa se ha echado a temblar. De prosperar la medida propuesta por el Partido Laborista de aquel país -que la mayoría de parlamentarios aprueba-, los Orange, una de las monarquías más ricas del mundo según la revista Eurobusiness, tendrán que apretarse el cinturón: deberán retribuir al Estado por sus propiedades, abonar otros impuestos, verán suprimido su derecho a viajar gratuitamente en avión y recortarán su presupuesto a partir de 2013.
La canción, que bien podría formar parte de la banda sonora de aquella película de 1999 dirigida por José Antonio Quirós (Pídele cuentas al rey) no es nueva. La controvertida cuestión de las cuentas reales y el eterno debate de la transparencia en cuanto a las finanzas y el patrimonio de la realeza colean también en España desde hace años, sin que hasta el momento exista medida alguna que lo regule, aunque, si bien es cierto, los miembros de la Primera Familia presentan anualmente la declaración del IRPF.
Muchos desearían conocer, por ejemplo, cuánto han costado los viajes privados que realizan los príncipes de Asturias en verano, el dinero que han supuesto los numerosos estilismos de Letizia o el precio de las operaciones a las que se ha sometido el Rey este último año.
Ni siquiera parece frenar esta polémica la decisión de la Primera Familia de reducir el impacto del derroche, reciclando los valiosos vestidos y trajes, como está haciendo la princesa, optando por aerolíneas low cost para viajar, como hicieron la Reina y la infanta Elena, o limitando el uso y disfrute de lujos evitables como el Fortuna.
Sin embargo, siguen destacando otros pormenores que no son del todo apropiados para los tiempos de crisis. El parque móvil de la Casa Real, por poner un ejemplo, cuenta con 71 vehículos conformando una de las mejores colecciones de coches. Entre ellos, se encuentran varios Rolls-Royce, Chrysler, Mercedes y Harley Davidson. Todos regalos exclusivos para SM.
Los palacios, en cambio, no son propiedad de la Familia Real, sino que están a cargo de Patrimonio Nacional. El Palacio de la Zarzuela, El Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y el Palacio Real de la Granja de San Idelfonso son sólo algunos ejemplos.
Una “reivindicación histórica” de los partidos
Año tras año, los Presupuestos Generales del Estado, que este año han dado una asignación de 8.434.000 euros a la Casa Real, son objeto de una enmienda por parte de los grupos de izquierda, que reclaman más transparencia en los gastos de la Primera Familia. En este sentido, cabe recordar que el PCE inició una campaña, a principios de 2010, para recoger firmas con el fin de que sus gastos se sometieran al control público.
Tras las elecciones del 20-N, el nuevo Gobierno será el encargado de elaborar los de 2012. El PP esperará hasta entonces para abordar dicha cuestión. La dirección del PSOE, por su parte, cree que, durante los últimos años, “ha habido ajustes. No es un presupuesto desmesurado. El partido está convencido, además, de que la Casa Real tomará la iniciativa y ajustará, aún más, su partida”, según señalan a Vanitatis.
Por otro lado, Carlos Martínez Gorriarán, número dos de UPyD, cree que la democracia española “ha dado muestras de su flojera, manteniendo la opacidad como una costumbre. Los poderes creen que la gestión ha de ser un secreto, y es una aberración porque va contra el derecho democrático”.
Más radicales son las posturas mantenidas por los partidos más escorados a la izquierda: “La transparencia es una reclamación histórica de Izquierda Unida: que la asignación se recoja con un desglose como sucede con otras partidas. Siempre presentamos una enmienda a los presupuestos que es tumbada por el PP y el PSOE”, señalan desde la dirección del partido a Vanitatis.
Desde Nafarroa Bai entienden que cualquier institución “debe responder ante el resto. No tiene sentido que el que se proclama cabeza del Estado no responda a una institución tan sensible como Hacienda, como hace cualquier ciudadano e institución”, afirma Utxue Barkos. “En España parece que fuera lo normal. Tenemos unas tragaderas inadmisibles en un sistema democrático. No sabemos qué gastan y en qué lo gastan”, añade por su parte el portavoz adjunto del PNV en el Senado, Iñaki Anasagasti.
La prensa también se ha mostrado crítica en este sentido. Mientras Jaime Peñafiel, periodista especializado en la Casa Real, mantiene que la opinión pública “tampoco conoce lo que recibe el heredero, si tiene una cantidad o de qué vive”, el periodista y escritor Luis María Anson es de la opinión de que la Familia Real “tiene que hacer lo que decida la voluntad popular, representada en el Congreso”.
Por su parte, el periodista José García Abad apunta que, en todas las monarquías de Europa, “los Reyes siempre han declarado con precisión absoluta en qué aplican el dinero de los presupuestos”. “Aquí en España ha habido un empecinamiento que no acabo de entender. Incluso Alfonso XIII, abuelo del actual rey, era absolutamente transparente. En eso hemos retrocedido. No se entiende por qué don Juan Carlos se empeña en la opacidad”, apostilla.
Los Ministerios sufragan ciertos gastos
Para Izquierda Unida, la solución a esta cuestión es “fácil”. Lo mejor que pueden hacer el Gobierno de turno y la Casa Real, “que tanto hablan de transparencia siempre, es dar cuenta de los gastos. Incluso deberían agruparse las partidas que se engloban dentro de otros ministerios pero que al final terminan destinándose a Zarzuela, para poder tener así un conocimiento real de las cuentas”.
IU se refiere a los viajes al extranjero, englobados en los gastos del Ministerio de Asuntos Exteriores y Defensa; el parque móvil de más de 60 vehículos de alta gama, a cargo del Ministerio de Economía y Hacienda; el cuerpo de vigilancia, en la partida de Interior, los funcionarios, previstos en la partida del Ministerio de Política Territorial; o las posesiones y palacios, estimados en más de un millón de euros, que gestiona Patrimonio Nacional pero que utiliza la Primera Familia.
Con todo, algunas fuentes sostienen que, de contabilizar todos los gastos de la Casa Real de forma conjunta, estos alcanzarían los 25 millones de euros.
Entonces, ¿adónde se destina la partida presupuestaria de la Familia Real? El artículo 65 de la Constitución, “otorga al rey libertad para organizar su Casa, así como para gestionar y aplicar la asignación económica que recibe anualmente”. Atendiendo a la propia web de Zarzuela, las obligaciones económicas más directas que no son asumidas por otros organismos del estado son: “retribuciones, cuotas y prestaciones sociales del personal de alta dirección (…), gastos de funcionamiento, como material de oficina, determinados suministros, gastos de protocolo y de representación, almuerzos, cenas, recepciones, dietas y gastos de transporte, adquisiciones de material diverso para el funcionamiento de las unidades, etcétera”.
Hace cuatro años, el rey nombró a un interventor, Óscar Moreno Gil, para gestionar las cuentas reales. Ese año, además, ERC registró en la Cámara Baja una proposición no de ley para conocer la liquidación pormenorizada de la casa y 100 preguntas en aras de la transparencia que no tuvieron éxito. “Todos esperábamos que el siguiente paso sería hacer públicas las cuentas. El Rey debe de tener un gran lío en sus finanzas y el administrador debió de poner orden en las cuentas. Yo sigo esperando que, cuando estén aclaradas, las expliquen. Desde Casa Real se aferran en que el Rey puede disponer libremente del dinero, pero eso no le impide explicar en qué lo hace. Creo sinceramente que son unos privilegios preconstitucionales”, concluye Abad.
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