Entrevista a Alfredo Grimaldos, periodista de investigación y autor de los
libros
Esperanza Aguirre. La lidereS.A. y Zaplana. El brazo incorrupto del PP.

Elvira de Miguel
25/07/2012

Elvira de Miguel. – El Gobierno valenciano, del que Eduardo Zaplana
fue “molt honorable president” hace unos años, cifra hoy en 3.500 millones sus
necesidades de liquidez.
¿Qué responsabilidades tienen
en esta situación políticos como Zaplana o Camps, sus dos últimos presidentes
antes de Fabra?

Alfredo Grimaldos. – Todas. A la política de
derroche presupuestario característica de Eduardo Zaplana al frente de la
Comunidad Valenciana, que trituró ingentes cantidades de dinero público en
beneficio privado, se unió la relación de Zaplana, sin el menor recato, con los
grandes magnates inmobiliarios de la Comunidad Valenciana, como Andrés
Ballester, beneficiado por la política de recalificaciones de terrenos
desarrollada por Zaplana en ese territorio. Cuando Zaplana llega a Madrid de
ministro, sigue por el mismo carril: uno de sus más íntimos colegas es nada
menos que Francisco Hernando, “El Pocero”. En las nuevas operaciones coincide
también con José Bono. Bipartidismo recaudador. Lo de Camps y sus “amiguitos del
alma” lo tenemos más reciente y está claro.
E. M. Dice
usted en su libro Zaplana. El brazo incorrupto del PP que
Zaplana representa a un sector de políticos que carecen de grandes
planteamientos ideológicos de fondo, no se encuadran en ninguna corriente de
pensamiento derechista tradicional por más que se definan una y otra vez como
liberales, y su meta exclusivamente es el poder y el dinero. En su opinión,
¿abunda este tipo de político en España?

A. G. – Por supuesto. A un lado y a otro,
suponiendo que sean diferentes orillas. En todos los partidos. Volviendo a
Zaplana, no tiene consistencia intelectual ni cultural. Acabó la carrera de
Derecho después de mil años, tras empezar sus estudios en Valencia. Consiguió
por fin el título –aunque no se ha dedicado a ejercer la abogacía– cuando se
inauguró una nueva universidad en Alicante, donde su suegro Miguel Barceló tenía
enorme influencia. Pero eso también se da mucho en el PSOE: sólo hay que ver la
trayectoria y la formación de personajes del supuesto otro bando, como Leire
Pajín o José Blanco.

 E. M. – El periodista Javier Ortiz, en el prólogo que
escribió para su libro sobre Zaplana, afirmaba ya en el año 2007 que la
principal virtud que debe adornar a un buen estafador es parecer un hombre
honrado. Y añadía: “¿Cómo va a ser un buen estafador alguien que tiene aspecto
de estafador?”. Tanto Zaplana como Camps han sido grabados telefónicamente en
conversaciones muy comprometidas. Usted reproduce en su libro Zaplana. El brazo incorrupto del PP la
transcripción completa de la conversación entre Eduardo Zaplana y Salvador Palop
extraída del sumario del caso Naseiro. ¿Por qué las instituciones públicas y
muchos medios de comunicación han mirado durante todos estos años para otro lado
a pesar de las obviedades sobre todo tipo de prácticas irregulares de los
políticos? ¿Qué explicación encuentra a que muchos ciudadanos sigan votando a
los partidos que les albergan?

A. G. Cuando iniciaba su carrera
política, buscando salir del ámbito local de Benidorm, donde fue alcalde,
Zaplana es “cazado”, de rebote, por el juez Manglano, que investigaba un asunto
de drogas. En una de las conversaciones telefónicas que le grabaron entonces,
Eduardo Zaplana se retrata perfectamente. Dice: “Me tengo que hacer rico… Tengo
que ganar mucho dinero, me hace falta mucho dinero para vivir…”. Y en otra de
las cintas, que recoge un diálogo entre él y otro miembro del PP, Salvador
Palop, en el que están tratando sobre la recalificación de un solar, añade: “Y
entonces le dices… bueno, yo una comisioncita. Le pides dos millones de pelas o
tres. Lo que te dé, y me das a mí la mitad bajo mano”. La conclusión es que los
ciudadanos más lúcidos de este país, los que piensan que el mundo de la política
profesional es muy miserable y está llena de individuos que sólo pretenden
enriquecerse con ella, tienen toda la razón del mundo. Este sistema está
completamente podrido. Hay mucha mayor cercanía entre los políticos
profesionales del PP y del PSOE que entre ellos y sus respectivos votantes. Un
político no muerde nunca a otro. Vociferan mucho, pero siempre están de acuerdo
en impedir la más mínima transparencia sobre su gestión. La podredumbre de unos
se tapa con un dossier con la corruptelas de los otros. “Yo te saco
Gürtel”. “Pues yo a ti los EREs”. Y al final todo se diluye. La
Transición fue una gran mentira
: no hubo ruptura democrática y se montó un
tinglado que sirve para que los ciudadanos estén cada día más desinformados y no
tengan la más mínima capacidad de decisión sobre cualquier problema. Y encima
hay insensatos bienintencionados que están convencidos de que esto es una
democracia.
E. M. – A usted y a la editorial Foca, donde
publicó el libro sobre Zaplana, les han denunciado y llevado a dos juicios por
contar estos hechos: uno por difamación y otro por calumnias. ¿Cuál ha sido el
veredicto de la justicia? ¿Tiene pendientes otros juicios relacionados con su
trabajo como periodista de investigación?

A. G. Volviendo al nivel intelectual y a la
formación académica de Zaplana, en mi libro recordaba, de pasada y un poco en
broma, que él hizo el bachillerato en un colegio de Benidorm llamado Lope de
Vega. En opinión bastante generalizada entre la comunidad docente del País
Valenciano, era un centro al que acudían los hijos de familias “bien” para que
los jóvenes poco estudiosos se titularan a cambio del sustancioso pago de fin de
mes, y popularmente era conocido como el “Lope de vagos”. Instigados por
Zaplana, los responsables del centro me pusieron una querella y, para el acto de
conciliación previo al inicio del procedimiento, pedían 600.000 euros y la
retirada del libro de la circulación. Como ese día yo no tenía dinero suelto, no
pude acudir a conciliarme. El caso es que de ellos ya nunca más se supo.
Zaplana, en persona, también interpuso una querella contra la editorial y
contra mí, por injurias y calumnias, que perdió. Lo del periodismo de
investigación está cada vez más complicado. Yo, que soy muy aficionado al
flamenco, me acuerdo de una letra, con la que me identifico mucho, que cantaba
José Menese por seguiriyas, en 1967, cuando aquí quedaba “bicho” para rato, en
la que se refería a un hombre acosado por la Justicia. En ella, Pepe decía:
“Golpesitos en la puerta, / ca vez que dan golpesitos en la puerta, papelitos
que me entregan. / Si saben los jueces de toas mis fatigas, / doy por seguro que
no me empapelan”. Ahora, el pleito que tengo vigente es una demanda de
protección al derecho del honor que interpuso contra mí la familia Rosón, por
las alusiones que yo hacía al primer presidente de la Xunta de Galicia, Antonio
Rosón, en mi libro La sombra de Franco en la Transición. Él fue jefe
militar de una zona de la provincia de Lugo en la que se produjeron numerosas
matanzas de republicanos en el verano del 36. Ya he perdido los tres primeros
asaltos judiciales, y el asunto está ahora en el Tribunal Constitucional. Todo
es un disparate, porque en la sentencia no se entra a dilucidar si lo que cuento
es cierto o no, sino que eso ya se juzgó hace más de treinta años y entonces se
condenó a la revista Interviú por el asunto.
E. M Zaplana trabaja
actualmente, al igual que Iñaki Urdangarín, para Telefónica cobrando
aproximadamente un millón de euros anuales. Fue Javier de Paz, uno de los
hombres de máxima confianza de José Luis Rodríguez Zapatero, quien le colocó.
¿Hablan más en la intimidad y son más amigos de lo que aparentan los políticos
que en el hemiciclo aparecen como oposición?

A. G. Cuando Eduardo Zaplana era portavoz del
Grupo Parlamentario del PP, su rival en las filas del PSOE era Alfredo Pérez
Rubalcaba. En todas las sesiones montaban un sainete, aunque, como es
constatable, ambos partidos hacen piña a la hora de aprobar o rechazar más del
90% de las mociones. Mientras los votantes de unos y otros se mataban a voces en
los bares, Zaplana y Rubalcaba, íntimos amigos y los dos madridistas, iban
juntos los domingos al palco del estadio Santiago Bernabéu a tomarse unas
copitas disfrutando del fútbol y la amistad institucional. Y, por supuesto,
compartiendo los secretos de las cloacas del Estado. Durante el mandato de
Zapatero como presidente del Gobierno, Zaplana encuentra un privilegiado cargo
en Telefónica, una empresa muy rentable que era pública, cuya privatización la
inició el PSOE y la remató el PP; amparado nada menos que por Javier de Paz,
consejero de la entidad y ex secretario de las Juventudes Socialistas. Al
principio, Zaplana entra con el supuesto cargo de responsable de relaciones con
Europa y, después, para evitar líos y críticas, se le nombra simplemente
“asesor”. O sea, no hace absolutamente nada, más que tener despacho, numerosos
privilegios y un millón de euros al año. ¡Viva la democracia! Después de irse de
rositas de Terra Mïtica y los pagos por duplicado con dinero público a su amigo
de asuntos inmobiliarios Julio Iglesias, entre otros trajines valencianos.

E. M Esperanza
Aguirre nos advierte que
si no queremos convertirnos en Argentina, con
“corralito” y con inflación del 20 o el 40 por ciento, hay que rebajar el gasto
público.Se tienen que acabar los subsidios y las
subvenciones, y las mamandurrias en general”, declaró recientemente a los
periodistas pidiendo “ayuda” a los ciudadanos. Usted cuenta en su libro Esperanza Aguirre. La LidereS.A.
el
saqueo al presupuesto público en busca del beneficio privado y los escándalos
protagonizados, entre otros, por su mano derecha, Ignacio González, actual
vicepresidente, portavoz y consejero de Cultura y Deporte de la Comunidad de
Madrid, además de secretario general del PP de Madrid. ¿Ha tenido en esta
ocasión algún problema por esta denuncia?

A. G. Esperanza Aguirre abordó este asunto de
forma distinta que Zaplana. Se encontraba tan “sobrada” que sólo me mandó,
indirectamente, algún mensaje irónico sobre el contenido del libro, sin meterse
en líos de tribunales. La política del Ejecutivo Regional encabezado por Aguirre
se ha caracterizado por intentar rescatar los sectores empresariales vinculados,
sobre todo, al mundo del ladrillo, que ha consistido en poner en sus manos
recursos públicos y convertir en una fuente de ingresos muchos derechos básicos
de los ciudadanos. Aguirre ha llegado a la feliz conclusión de que todos los
servicios públicos son susceptibles de ser convertidos en negocio particular.
Por ejemplo, en el ámbito de la sanidad, desde que ella llegó a la Presidencia
del Gobierno autonómico, el objetivo fundamental de su política está más
relacionado con el beneficio de las empresas constructoras que con la salud de
los ciudadanos. En cuanto a su “mano derecha”, Ignacio González ha ido
liquidando a sus propios correligionarios que le han hecho sombra, como Alfredo
Prada o Granados, para quedarse él sólo con el control de la recaudación. En mi
libro, cito infinidad de asuntos en los que él aparece. Ahora, el diario “El
Mundo”, le está breando con el asunto de un apartamento de lujo que tiene en
Málaga. Por supuesto, la cosa apesta, pero el actual ministro del Interior ha
cesado al propio comisario jefe que él había nombrado, por iniciar esa
investigación sobre González.
E. M Describe en su libro a Aguirre
como una aristocrática y pizpireta millonaria que actúa con aire arrabalero y
maneja la Comunidad de Madrid con absoluto desparpajo para llevar a cabo un plan
de destrucción de los servicios públicos básicos: sanidad, educación,
privatización del Canal de Isabel II, Telemadrid. ¿Quiénes son los beneficiarios
de esta gestión política?

A. G. – Como ya he dicho antes, detrás de la
política de Aguirre hay un plan sistemático de destrucción de los servicios
básicos y de saqueo del presupuesto público en busca del beneficio privado.
Amigos, correligionarios y parientes de ella se benefician de su gestión. Ha
conseguido que el AVE pare en una finca de su familia, ha construido carreteras
y líneas de metro con la única intención de multiplicar los beneficios de las
poderosas empresas constructoras que se mueven a su alrededor y ha convertido
Telemadrid en un órgano de propaganda a su exclusivo servicio.         
 
E. M Como en una secuencia de la
película de Coppola ‘El Padrino’ (“son sólo negocios, no hay nada personal”),
cuenta también en un capítulo interesantísimo la batalla entre Gallardón y
Esperanza Aguirre por el control de Cajamadrid. Parece que también se dieron de
“navajazos” Zaplana y Camps por situar a sus huestes en la Caja de Ahorros del
Mediterráneo. ¿Son capaces los políticos de pactar con quien sea, incluidos
miembros de la oposición, en contra de gentes de sus propias filas, para lograr
sus fines?

A. G. En un capítulo de mi libro “La LidereS.A.”,
ya adelanto la existencia de toda la basura que está saliendo ahora en
Cajamadrid-Bankia. Chupaban del bote, además de los grandes partidos, que se
llevan lo gordo, CCOO, UGT y hasta un sector de Izquierda Unida, ésos a los que
yo llamo los “trincarrublos”. Uno de ellos, José Antonio Moral Santín, llevaba
un cerro de años de consejero en Cajamadrid, con el respaldo del jefe de
Izquierda Unida en Madrid, Ángel Pérez. Estos individuos se metieron en el
Partido Comunista de los Pueblos de España, una escisión del PCE a principios de
los años 80, cuando la URSS repartía rublos a barullo. Mientras la mayor parte
de los militantes del PCPE continuó trabajando en su seno, en el momento que el
bloque del Este quebró, los “trincarrublos” se colocaron en IU. Pérez, un
personaje sin ningún brillo, sobrevive políticamente gracias a que controla el
aparato de la organización e impide cualquier limpieza regenerativa.
En cuanto a la CAM, sólo un detalle, que relato con más detenimiento en mi
libro sobre Zaplana. El mismo día que él firmaba la hipoteca de un piso de lujo
en el Paseo de la Castellana de Madrid con la Caja de Ahorros del Mediterráneo,
esa misma entidad avalaba el proyecto inmobiliario en Seseña de su amigo El
Pocero. El saqueo más descarado de las cajas de ahorro. El Estado entrampa a los
ciudadanos para tapar el boquete de estas entidades esquilmadas y Zaplana se
lleva un millón de euros de una empresa pública que era muy rentable y se
privatizó para que otros se llevaran los beneficios.
E. M Por último, el actual
Gobierno aplica por decreto ley a la ciudadanía todo tipo de recortes en
sueldos, coberturas sociales y derechos. Nos dicen que no hay otra salida dada
la situación de la economía española. Sin embargo, siguen sin exigir ninguna
responsabilidad a quienes en estos últimos 10 años han manejado los fondos
públicos para que se devuelva lo robado. Dice usted en el prólogo que, después
de mover la podredumbre y tras el intercambio de cubos de basura en periodos
electorales, todo vuelve al cauce pactado a través de los subterráneos consensos
de la Transición. ¿Qué podemos hacer para cambiar esta situación y que no se
vayan de rositas todos los que se han llevado dinero mientras ejercían una
función pública?

A. G. Gran parte de lo que tenemos ahora encima,
además de lo que nos corresponde por pertenecer al sistema bancario europeo y
mundial, es producto de la gran estafa que fue la “sacrosanta” Transición, que
sólo sirvió para adecuar el franquismo a los nuevos tiempos. Así que, además de
la sumisión a las instituciones que representan el capitalismo más depredador,
nosotros tenemos el plus de la herencia fascista, muy presente en esta sociedad.
La “modélica” Transición nos dejó un bipartidismo corrupto encabezado por el
monarca que designó el dictador. Los ciudadanos tienen que espabilar, ser
conscientes de que la casta política y los banqueros forman parte de la misma
banda de atracadores, y participar activamente en la vida saliendo a la calle y
organizándose. La inmoral deuda pública contraída por el Estado español a
consecuencia de banqueros y políticos delincuentes no hay que pagarla. Y todos
los chorizos de cuello blanco al talego y que devuelvan la pasta.
* Imagen de Antonio de Benito.

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