Álvaro Calleja
01/04/2012
Desde la azotea del carmen donde reside Manuel Navarro** se
tienen unas vistas privilegiadas de la Alhambra, pero es en el
despacho de su vivienda del Albaicín donde ha instalado su
propia torre de vigilancia. El Observatorio del
Laicismo
es el laboratorio que se encarga de recopilar toda la
información sobre las cuestiones que vulneran el principio del Estado laico:
desde la presencia de símbolos religiosos en las escuelas a todo un rosario de
asuntos que ponen de relieve la situación de privilegio de la Iglesia
católica.

Nacido en Atarfe pero vinculado al barrio morisco desde hace
quince años, doce de ellos como presidente de la Asociación de Vecinos
del Bajo Albaicín
, Manuel Navarro acaba de jubilarse después de dedicar
su vida profesional al magisterio. GranadaiMedia ha querido
conocer su labor como coordinador de Andalucía Laica y
vicepresidente de Europa Laica, el movimiento surgido a partir
de 2001 del que hoy forman parte un millar de personas.
-¿Cómo surge su interés por el laicismo?

– Mi actividad profesional ha girado fundamentalmente en torno al magisterio,
de ahí surge mi interés por la renovación pedagógica y la transformación de la
escuela. La presencia de la religión en la educación me llevó a posicionarme por
la defensa de la escuela laica, una constante en toda mi vida profesional y en
los movimientos pedagógicos a los que yo pertenecía. Llegó un momento en el que
unos cuantos reflexionamos sobre la necesidad de generar una dinámica de
movimiento laicista más amplio, porque nuestra actuación se limitaba hasta
entonces al ámbito de la educación. La constitución formal coincide con la
celebración en 2001 de un encuentro en Motril sobre el laicismo. A partir de ahí
surgió Granada Laica y, a nivel estatal, Europa Laica, con una pequeña
diferencia de meses.
-¿Estudió en colegios de curas?

-No. Estudié en Atarfe y luego en el Instituto Padre Suárez, aquí en Granada,
lo cual no quiere decir que en mi juventud temprana no hubiese tenido una vida
religiosa -digamos- intensa. Fue en la adolescencia cuando se produce mi ruptura
con la Iglesia. Entonces y ahora, era una Iglesia de personas mayores, alejada
de los problemas sociales.
-¿En qué consiste el Observatorio del Laicismo?

-Es una estructura que, por un lado, trata de recopilar las cuestiones que
vulneran el principio del Estado laico y, al mismo tiempo, los avances que se
puedan ir logrando fundamentalmente en España, pero también tenemos mucha
presencia en Latinoamérica. No sólo eso. El Observatorio hace denuncias respecto
a los ataques que recibe la laicidad. Es complicado porque, por parte de la
administración, no existe ningún interés en que este tipo de problemas vayan
soslayándose. Es verdad que hace dos años conseguimos que se modificara el
reglamento de honores militares por el uso de la bandera y del himno nacional en
las procesiones, pero es burlado continuamente por el Ejército. Al no haber una
actitud favorable en profundizar en la aconfesionalidad del Estado, sino todo lo
contrario, cualquier caso que se plantea tratan de buscarle la vuelta. Un
ejemplo reciente son las procesiones de Semana Santa dentro de las escuelas. La
Consejería de Educación lo plantea como que no son actividades de carácter
religioso sino cultural. Y como la Semana Santa forma parte de la cultura
andaluza es normal que los críos se vistan de penitentes y salgan en procesión
alrededor del colegio simulando una cofradía.
-¿Se ha retrocedido más de lo que se ha avanzado?

– Se avanza en algunos terrenos, como es el proceso de secularización, pero
es difícil porque hay un interés desde la propia administración en generar
confusión. Se han inventado el término de la ‘laicidad positiva’, pretenden
presentar al laicismo como antirreligioso y a la laicidad positiva como el
multiconfesionalismo, es decir, la aceptación por parte del Estado de todas las
religiones. Esto es falso en los dos casos. El laicismo no es antirreligioso, lo
que busca es la libertad de conciencia de los individuos. Lo que no queremos es
que la religión tenga una intromisión en el ámbito de lo público porque en
definitiva lo que hace es favorecer una determinada convicción frente a otras.
El asunto de la laicidad positiva, que ha derivado en un multiconfesionalismo,
lo que el PSOE ha venido planteando, concediendo y habilitando espacios para
otras religiones, tampoco forma parte de ese espacio público porque hay gente
que no tiene ninguna confesión religiosa. Hay un 25% entre ateos, agnósticos y
confesiones no propias…, un cuarto de la población está fuera de ese ámbito
multiconfesional. Pero hay avances. Un ejemplo: Sólo el 32% de los
contribuyentes marca la casilla de la Iglesia católica en la declaración del
IRPF, cuando sociológicamente en España se dice que el 70% de la población es
católica. En el tema de las clases de religión, pese a que la Iglesia está
diciendo que hay un 70% de alumnos que imparte dicha asignatura, según los datos
del Ministerio de Educación y del Consejo Escolar, no llega al 50%. La Iglesia
está perdiendo un papel que antes era hegemónico. Otra cosa diferente es que el
Estado mantenga dos principios que son básicos: el de la separación Iglesia y
Estado y el de la neutralidad con respecto a cualquier convicción. Ahí no hay
avance porque todavía se siguen haciendo los funerales de Estado, las
autoridades van a las procesiones y actos litúrgicos, además de conceder ayudas.
Las cofradías en Granada reciben este año 75.000 euros de
subvención
. Aquí en Granada el año pasado hubo 105 procesiones. Calculamos
que, nada más que en Policía, se destina 2,5 millones de euros en horas
extras.
-¿Qué opina de la propuesta para la concesión de la Medalla de Oro de
la ciudad a la Patrona?

-Estamos en contra de que las imágenes religiosas reciban condecoraciones o
títulos como el de capitana general;  títulos reales, ya no son menciones
honoríficas. El propio Tribunal Constitucional, en una de sus primeras
sentencias, ya estableció que el Estado no puede generar ese tipo de confusiones
al hacer suyas cuestiones que lo liguen a una determinada religión. Lo que pasa
es que fue una sentencia de carácter muy genérico que luego los tribunales
ordinarios no aplicaron al considerar que era una cuestión tradicional. La
autoridad pública, que es de todos, no puede estar concediendo ese tipo de
honores a entidades de carácter religioso. Lo mismo que cuando el alcalde va a
una procesión, está generando la confusión de que es el Ayuntamiento el que está
de parte de esa religión.
-¿Le consta que en Granada se utilicen los símbolos religiosos para
la toma de posesión de cargos públicos?

-En el caso de Diputación, lo denunciamos. El señor Sebastián Pérez llevó una
virgen. La toma de posesión de cargos públicos fue uno de los temas que
estuvimos negociando con la directora general del Ministerio de Interior. Ella
estaba a favor de la eliminación, le preparáramos un borrador de buenas
prácticas en la administración y ella misma nos decía que estaba plenamente de
acuerdo con nosotros y que además, jurídicamente, con la normativa actual, no
hay por qué tener presente símbolos religiosos ni decir juro o prometo. Luego se
quedó en aguas de borrajas.
-No parece entonces que España sea un Estado
aconfesional…

-En absoluto. La vulneración del Estado aconfesional español es continua,
pero curiosamente quienes deben velar por esa confesionalidad no lo hacen.
Nosotros reclamamos la derogación o el no cumplimiento de los acuerdos con la
Santa Sede, pero ningún gobierno se atreve a dar ese paso a pesar de que los
acuerdos son preconstitucionales pues se negociaron y se firmaron seis días
después de que se aprobara la Constitución. Tampoco en el ámbito jurídico se
aplica la legalidad. Las sentencias de los tribunales no suelen apoyar los
planteamientos de separación entre la Iglesia y el Estado.

-Precisamente, el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón,
declaró que el símbolo de la cruz en los colegios era un símbolo de paz. ¿Qué
opinión le merece?

-Si la crucifixión es un símbolo de paz, que venga Dios y lo vea. De hecho
incluso, muchas personas recuerdan el impacto de esos crucifijos, de esos
rostros doloridos… Si nos vamos al terreno de la historia, sabemos que la cruz
es un símbolo que se ha utilizado en contra de otras religiones, como símbolo de
imposición. No tenemos que irnos a la colonización de América. Durante la
dictadura de Franco se llenaron los espacios públicos de cruces.

-Debe desaparecer del Código Penal el artículo 525 que consagra la blasfemia
como un delito penal. Las personas somos objeto del respeto por las creencias
que podamos tener, pero las creencias no tienen por qué ser objeto de respeto,
sino que pueden ser puestas en entredicho sin que eso suponga que las personas
que las tengan no se les respete. Con independencia de que alguien pueda
sentirse más o menos molesto, nadie está atentando a sus creencias, simplemente
pone en entredicho esas creencias de una forma que puede ser unas veces de mejor
o peor gusto.
-¿Tiene hoy la Iglesia más privilegios de los que tenía antes de la
Constitución?

-Nosotros creemos que sí. La base que sustenta los privilegios de la Iglesia
católica es el concordato franquista y los acuerdos que se hicieron en los años
1976 y 1979. Lo curioso es que se han ido fortaleciendo fundamentalmente en el
ámbito escolar, donde la escuela concertada católica está recibiendo cantidades
ingentes de dinero que antes no recibía. Estamos hablando del orden de los 3.900
millones de euros en subvenciones a centros católicos, pero el propio sistema de
financiación de la Iglesia católica, en lo concerniente a sueldos de los obispos
y curas, que los propios acuerdos de la Santa Sede establecen que tenían que
autofinanciarse pasados tres ejercicios, eso no solamente no se ha cumplido sino
que el Gobierno socialista -ante una denuncia que nosotros presentamos en la
Unión Europea y que obliga a la Iglesia tenga que pagar el IVA- subió la
asignación del IRPF del 0,56 al 0,7 para compensar lo que la UE le estaba
imponiendo. De ahí que reciban 13 millones de euros mensuales como adelanto de
la liquidación del IRPF. También es verdad que ya se venía haciendo con
anterioridad.
-¿A qué cuestiones debería limitarse la relación entre la Iglesia y
el Estado?

-Hemos elaborado un proyecto de ley articulado para ser puesto en vigor y
partimos de una concepción de separación de la Iglesia y el Estado y de la
neutralidad. La relación debe ser la misma que se establezca con cualquier otra
organización social. Eso sí, tal y como recoge la Ley de Asociaciones del año
2000, cualquiera que quiera dejar de permanecer a una organización, simplemente
debe hacer constar su baja e incluso eliminar todos los datos de su registros.
Con la Iglesia exactamente lo mismo. Lo que ocurre es que la Iglesia no se deja
regir por esa norma de carácter general. No queremos que se persiga a la Iglesia
ni a ninguna otra religión, simplemente que sea igual respecto a cualquier otra
 asociación y que no tengan privilegios jurídicos o económicos.
-Entonces, ¿cualquiera que lo desee puede apostatar?

-Es factible, lo que ocurre es que la Iglesia pone una serie de trabas para
que no puedas ejercer ese derecho. El derecho no te lo pueden quitar porque
forma parte de un derecho internacional que es el derecho a la libertad
religiosa. A nosotros no nos gusta hablar de libertad religiosa, atea o
agnóstica, sino de libertad de religión o de conciencia. La Iglesia no puede
impedirte que tú ejerzas ese derecho, pero te obstaculiza pidiéndote demasiada
documentación. Lo único que dijo el Supremo es que los libros de bautismo no
constituyen una base de datos y, por consiguiente, esos datos no tienen por qué
ser cancelados. Se puede apostatar pero hay que seguir los pasos que han elegido
ellos, por tanto es un privilegio jurídico que tienen frente a lo que es la ley
normal.
-De cara a las elecciones del 25-M, ¿qué partidos introdujeron en su
programa la defensa del laicismo?

-Nos consta que en el caso de IU asumió completamente las propuestas que
hicimos, y en el caso de EQUO creo que también íntegramente están incorporadas.
IU ya está haciendo iniciativas en el Congreso y ahora nos está ayudando con una
propuesta que hemos presentado para que la Iglesia pague IBI.

-En las elecciones generales Rubalcaba planteó la posibilidad de
revisar los acuerdos con la Santa Sede, ¿se sorprendió?

-Pensábamos que iba a suponer un cambio de actitud del PSOE con relación a
los ataques a la laicidad del Estado. Y nos ha sorprendido porque, con
posterioridad a esas declaraciones, hemos recibidos del propio Gobierno andaluz
una respuesta contradictoria a un problema que le hemos planteado, como es el
caso de las procesiones en los colegios. Incluso en el mismo programa político
no se han incorporado ningún elemento en defensa del laicismo, solamente
Izquierda Socialista ha apoyado este tipo de posiciones, sin que se haya
traducido en nada en la práctica. La prueba la hemos tenido en que, durante el
tiempo en el que han gobernado, no han hecho nada para avanzar en este tema. Ha
sido más una cuestión electoralista, de tratar de captar votos por la parte
izquierda.

Cómo participar en el movimiento laicista

** Manolo Navarro Lamolda es también socio de UCAR-Granada.
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