Amadeo Martínez Inglés
30/03/2012
Sí, sí, divino rey de derecho franquista;
amantísimo suegro del mago español de las finanzas, señor Urdangarín; supremo
muñidor del singular casting por el que éste pudo alcanzar el cielo de
Telefónica y marcharse desterrado a la capital del Imperio con un sueldo
millonario; padre biológico de la todavía no imputada Cristina de Pedralbes
(título que tuviste a bien regalarle tras la “compra” del micro piso barcelonés
que tanto ella como su morganático esposo adquirieron con el sudor de la frente…
de tus amados súbditos); presunto (esta palabrita de rancia raíz democrática la
pongo una vez más pero voy a tratar de olvidarla en el futuro por lo que se
refiere a tu augusta persona ya que como inviolable e irresponsable
constitucional que eres, no hay juez en el mundo que pueda desprenderla de tu
despreciable currículo a través de una sentencia en firme y, en consecuencia, tu
presunción de inocencia no deja de ser una anécdota de intrascendencia jurídica
e histórica y, encima, “ad eternum”).
 Encubridor también de los delitos
monetario/fiscales (aquí sí que podría entrar lo de “presuntos” porque el juez
Castro es lento pero seguro y todavía no se ha definido) cometidos por el ya
mencionado Urdanga; autogolpista de salón en la famosa tarde/noche del 23-F (en
esto sí que voy sobre seguro y ni presunto ni leches después de que el extinto
embajador alemán en la España de aquellos años haya revalidado mis
investigaciones de casi treinta años); fratricida confeso (lo has reconocido tú
y tu familia) y “presunto asesino vitalicio” porque ningún juez (ni siquiera la
Fiscalía General de Portugal a la que recurrí recientemente para que, en base a
un exhaustivo informe que le remití admitido a trámite y luego archivado por
presiones españolas, reabriera el caso) ha investigado ni investigará nunca lo
sucedido aquél trágico día 29 de marzo de 1956 en la mansión de tus señores
padres en Estoril cuando, con 18 años de edad y siendo un militar profesional
del Ejército español experto en el uso de las más variadas armas portátiles
(después de seis meses de instrucción intensiva como todos los cadetes de la
Academia Militar de Zaragoza debías saber manejar a la perfección la pistola de
tu propiedad), “ultimaste” de un certero disparo en la cabeza, que le entró por
las fosas nasales y le destrozó el cerebro, a tu hermano D. Alfonso, ojito
derecho de tu señor padre, el conde de Barcelona.
Seguimos, majestad: responsable, en grado de
colaborador necesario, de los crímenes de los GAL (esto no lo puse en mi anterior misiva del “por qué te callas” para no deprimir más de lo que está al
españolito de a pie pero lo saco ahora de nuevo a colación para darle motivo de
charla al juez del TOP, perdón de la AN, que me ha invitado a que le dé una conferencia personal y exhaustiva sobre tus corruptelas y devaneos el próximo 16 de abril, a las 10,30 horas*) y aquí si que no hay tu tía sobre lo de “presunto”
o “no presunto” puesto que a primeros de marzo de 1983 centenares de militares
del Ejército español (de coronel a teniente general), y tú el primero de todos
ellos que para eso ostentabas (y todavía ostentas) la suprema jefatura de las
FAS españolas, tuvieron conocimiento a través de un escrito secreto del CESID
(luego denominado por los llamados periodistas de investigación “Acta
fundacional de los GAL”) de las barbaridades de Estado que contra ETA preparaban
los descerebrados dirigentes antiterroristas de las cúpulas de Defensa e
Interior; “malversador indirecto” (está claro que tu no pagaste con la visa
mientras te abrochabas la bragueta pero otros sí lo hicieron por ti) de fondos
públicos de los llamados reservados para pagar el chantaje de determinada
vedette del espectáculo español que, abandonada en la cama a mediados de los
años noventa después de quince de servicios especiales al Estado (a tu ya
señalada bragueta, más bien), amenazaba con subir a Youtube (es un decir) tus
hazañas kamasutreras grabadas en alta fidelidad; reo de un delito de “alta
traición” a la nación española al haber entregado en secreto a Marruecos y
Mauritania en noviembre de 1975, con nocturnidad y alevosía, mediante un pacto
secreto con el Departamento de Estado norteamericano y desempeñando el cargo de
Jefe del Estado en funciones, la antigua provincia del Sahara Español,
condenando a sus habitantes (ciudadanos españoles en aquella época) a sufrir un
espantoso genocidio (más de tres mil víctimas) por parte del Ejército marroquí;
reo, también, de un delito de cobardía ante el enemigo ¿eres militar, no? al
haber abandonado una parte muy importante del territorio español de la época
(300.000 Km2) al enemigo invasor sin ordenar siquiera que el Ejército a tus
órdenes disparara un solo tiro y entregándole, además, acuartelamientos, armas y
bagajes…  
Bueno, podría seguir recordándote tus desmanes,
inicuo rey de los españoles (ya de muy pocos y de derechas, mayormente) de los
que, curiosamente, debo responder (yo, el mensajero) el próximo día 16 de abril ante el juez y no tú que eres el delincuente (no me cabe otra opción que acudir
otra vez, en contra de mi criterio, a la cantinela de “presunto” pero no quiero
que se me enfade el magistrado antes de soltarle lo que pienso soltarle en esa
conferencia primaveral a la que me ha invitado), pero no puedo cansar más al
personal con la que está cayendo en este país empobrecido, arruinado, al borde
del rescate financiero y moral por parte de Europa.
Yo, desde luego, hasta hace muy pocos días
pensaba, amigo Juanito (oye, perdona por la confianza en el trato pero aunque
estemos en campos separados, yo con la III y tu apurando las mieles que te
regaló tu amado generalísimo, somos casi de la misma edad, yo algún añito más
viejo que tú pero ¡ojo! cronológicamente hablando porque en edad biológica te
doy sopas con onda; por cierto ¿en cuanto haces tú los cien metros? yo, en 14, 4
segundos ¿no está mal eh?) que más tarde o más temprano tendría que acudir con
mis libros, mis papeles, mis investigaciones, mis análisis (hasta balísticos
sobre la muerte de tu hermano), mis informes…etc, etc, al Congreso de los
Diputados (hace años que les envío informes y denuncias al respecto) para
contarles todo lo que sé sobre tu, para mí, mezquina figura. Pero no, ahora
resulta que no, que por una imposición (directa o no) de tu etéreo poder en
decadencia ante la nueva Fiscalía del Estado que ha encontrado terreno abonado
en un PP borracho de poder (hasta el varapalo de Andalucía, obviamente, que les
ha sentado como una purga acelerada a base de aceite de ricino) debo acudir nada
menos que a la Audiencia Nacional a recibir una reprimenda institucional como
presunto narcotraficante del pensamiento, presunto terrorista de la palabra o,
cuanto menos, como mensajero republicano desvergonzado. Y todo ello por haber
llamado banda de puteros, cabrones, borrachos, golfos… etc, etc, a tus ancestros
reales. ¡Qué risa! Como si yo me hubiera inventado que Isabel II fue una putorra
de campeonato, Fernando VII un crac felón, tu abuelo Alfonso XIII un putero y un
borracho… y paro ahí porque no me gusta meterme con el padre de nadie. Con el
objetivo final de asustarme y silenciarme de una puta vez como si yo fuera (con
todos los respetos y admiración a tan valerosos artistas) un componente más del
trío “Ardor de Estómago” al que le recientemente le habéis metido una multa por
llamarte hijoputa en una de sus canciones.
Está claro, majestad, que os habéis equivocado,
que habéis metido la pata hasta el corvejón, que sois legos en estrategia, en
táctica, que estáis sonados, que sois estúpidos y que, desde luego, no me
conocéis. Y el tremendo error cometido (los errores en la guerra y en la paz se
pagan siempre, sobre todos los que minusvaloran la capacidad del enemigo) puede
costaros muy caro a todos (PP, incluido) y, en particular, a ti, viejo y acabado
rey, que permaneces agazapado y atontolinado en tu búnker de La Zarzuela desde
que explosionó el caso Urdanga mientras te come el poco terreno que te queda el
clan familiar formado por los ambiciosotes Felipillo&Leticia.
A mí ni me asustas tú, antiguo cadete Juanito,
ni tus clanes familiares (muy preocupados porque son conscientes de que se les
aleja la posibilidad de ceñir algún día la corona franquista), ni tus
alabarderos, ni tus palacios, ni tu obsoleta parafernalia cortesana, ni tus
tribunales, ni los acomodaticios políticos que todavía te sostienen, ni nada de
nada… No me asusta nada de eso. Por ello, y ya termino esta nueva misiva a tu
regia figura, no me corto un pelo en decirte públicamente, a través de estas
humildes líneas, que te vayas, tu tiempo se ha acabado y el pueblo español
quiere en estos momentos (ahí están las encuestas y los millones de comentarios
en Internet) un cambio político, social y económico real, en profundidad, lejos
ya de los maquillajes y engaños propios de la llamada modélica transición. O
sea, en román paladino, lo que la sociedad española del siglo XXI demanda en
estos momentos es volver de una vez al legítimo régimen progresista republicano
y enterrar para siempre la pesadilla franquista que ha durado más de setenta
años.
¡Ya está bien, Juanca! Por favor, ¿Por qué no te
largas?
* El autor del presente escrito, coronel de Estado Mayor retirado, ha sido imputado por un presunto delito contra la Corona por el Juzgado Central de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional, debido al artículo que publicó en el diario digital Canarias Semanal el pasado 12 de diciembre de 2011. Desde UCAR-Granada suscribimos la nota publicada por nuestros compañeros de UCR en relación a este asunto: “Denunciamos la actitud
intimidatoria de los poderes del Estado contra la libertad de expresión y  al
tiempo queremos mostrar nuestra solidaridad con Amadeo Martínez Inglés,
 convocando a la ciudadanía el próximo 16 de abril a las 10,30
ante la Audiencia Nacional de la Monarquía del 18 de julio para expresar nuestro
rechazo a este proceso contra la libertad de expresión. ¡Salud y República!”
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