14/06/2012
En un articulo reciente, comentaba las distintas propuestas reclamando un
gobierno de coalición o un “gran acuerdo nacional” para “salir de la crisis” y
su fundamento de posibilidad: la existencia de “partidos sistémicos”(garantes
del sistema) organizados en torno al bipartidismo político, piedra angular del
mecanismo de control y de dominio que ejercen los poderes económicos sobre la
soberanía popular.
Quisiera partir de varias premisas que aunque sabidas, teorizadas y hasta
comúnmente reconocidas no acaban de convertirse en política, es decir, no se
traducen en propuesta, estrategia y sobre todo en una práctica sustancialmente
distinta. Una es claramente percibida: la sumisión del poder político a los
poderes económicos. Estamos ante un “golpe de Estado permanente
ejercido por la oligarquía financiera. Otra importante sería que el entramado
institucional y jurídico del país está en la práctica suspendido, la
Constitución del 78 es ya meramente semántica y  solo regula aquello que los
poderes de hecho necesitan imponer. El pacto social (tan limitado y militarmente
condicionado) lo han roto los poderosos para liquidar el Estado social y los
derechos fundamentales de las personas. Todo esto es posible porque la clase
política está sometida al capital financiero y mediático y acepta sin
rechistar sus dictados. El bipartidismo es el modo en que se organiza el poder
político para que manden aquellos que nunca se presenta a las elecciones. Y en
resumen, que este capitalismo es incompatible con los derechos sociales
fundamentales de las personas.
Es importante saber que el pasado no volverá y cualquier proceso de
democratización social y política exigirá un cambio de Régimen Político. La
utopía que va quedando (superada ya la del capitalismo popular “a la española”
que comenzó con Franco) es la del carácter temporal del ajuste: hay que apretarse el
cinturón unos años y después volveremos a los años de la década prodigiosa, se
piensa. Eso no va a  ocurrir. Las clases dominantes están aprovechando esta
crisis (la “doctrina del shock”) para liquidar los derechos y conquistas
históricas de los trabajadores después de dos guerras mundiales, crueles
dictaduras y luchas sin cuartel contra los “comunes y corrientes” que dejaron
enormes sufrimientos humanos: muerte  tortura, humillación, imposibles de
enumerar.
Todo aquellas conquistas están siendo sistemáticamente destruidas.  Estamos
ante la planificación consciente de una enorme catástrofe social.
Lo que pretenden las clases dominantes es cambiar a fondo el modelo social,
mercantilizar el conjunto de las relaciones humanas, desposeer a las personas de
sus derechos para “crear” seres sin vínculos sociales, desarraigados y sumisos a
los señores del capital  y la guerra . Para ello necesitan incrementar
radicalmente la tasa de ganancia en un ajuste permanente sobre el salario
directo, el indirecto (prestaciones sociales) y el diferido (pensiones). La lucha
de clases es siempre una relación de poder; para su “salida a la crisis”
necesitan derrotar a las clases trabajadoras. A ello dedicaron y dedican sus
mayores esfuerzos.
No queda demasiado margen para la maniobra y las duda. Frenar la ofensiva de
los poderosos y defender los derechos sociales y políticos pasa aquí y ahora por
construir un bloque histórico-social capaz de impulsar un proyecto democrático,
republicano y federalista. En el centro la necesidad de una constituyente, de un
proceso de movilización social y de hegemonía popular, que permita definir
colectivamente un nuevo marco político-institucional, nuevas reglas y un nuevo
orden económico-social. En definitiva, una asamblea constituyente que elabore
una constitución-programa-proyecto, autentica “hoja de ruta”para la
transformación de la sociedad, del Estado y de nuestra inserción en
Europa.
Esa Constitución-programa-proyecto sería (auto) instituyente en un
doble sentido: constituye una comunidad (ideal) de hombres y mujeres libres e
iguales y define un plan colectivo de futuro. La Res pública surgiría así como
expresión del poder constituyente de la ciudadanía, esa es la clave.
Imprescindible para ello, son unos ciudadanos y unas ciudadanas movilizados, conscientes de su fuerza y capaces de autogobernarse.
Los ejes de una propuesta constituyente e instituyente, en el sentido de
constructora de poder ciudadano e instrumento de autonomía colectiva, podrían
organizarse en torno a principios, normas y valores que garanticen: (a)
soberanía popular como fundamento del poder constituyente del pueblo,
originario, permanente y no delegable; (b) subordinación de la economía a las
necesidades de las personas y a los requerimientos de una relación armoniosa con
la naturaleza; (c) democracia económica, social y cultural que asuma el
conflicto, estructural y permanente, entre las necesidades básicas de las
personas y el modo de producir y vivir del capitalismo; (d) derechos sociales
para todas y todos como prestaciones exigibles y garantizados por los poderes
públicos; e) equidad entre los géneros (f) la paz como fundamento desde una
oposición resuelta a cualquier forma de imperialismo, de militarización de las
relaciones internacionales y de presencia de bases extranjeras; (g) federalismo
político y reconocimiento del derecho a la libre autodeterminación.
Seguramente propuestas como estas serán tachadas de utópicas cuando no de
desestabilizadoras. Sin embargo mi convicción más profunda es que solo el
protagonismo popular hará posible que la involución social no se acabe
convirtiendo en fascismo en cualquiera de sus acepciones  viejas o nuevas  y lo
quimérico sería pensar que nuestros derechos y libertades se pueden defender sin
democratizar sustancialmente la economía, la sociedad y el poder político. Una
cosa a no olvidar: la partida se gana o se pierde en el imaginario y la
consciencia de las clases subalternas y eso está por decidir.
http://socialismo21.net/?p=1769

* El autor, politólogo, abogado y exdiputado por IU-CA en el Parlamento Andaluz, es uno de los promotores de la asociación político-cultural Socialismo 21. Este próximo martes, día 19 de junio, presenta públicamente al colectivo en Granada, junto con el economista Pedro Montes. La cita es a las 18:30 horas, en la sede de la Fundación Euroárabe de Altos Estudios.

** Imagen de Juan Yanes.

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