Víctor Sampedro
Público
25/09/2012
Apenas nadie parece haberse dado cuenta. Esperan a poder contabilizar
manifestantes. Unos para relatar la épica de la desobediencia civil y otros para
alabar como éxito el amedrentamiento y la represión que se vienen aplicando.
Ojalá seamos muchos, muchísimas en las calles. Pero me temo que nunca
bastaremos.
Unos dirán que éramos decenas de miles y otros que, apenas unos centenares.
Los primeros cantarán victoria por los “desbordamientos” de la multitud y los
segundos por la siempre ejemplar contención de la policía.
Me temo que nadie agradecerá a la Plataforma ¡En Pie! y a la Coordinadora del 25S sus enormes logros. Los han conseguido y brindado a toda la sociedad, como
corresponde a un movimiento social en toda regla. Señalo siete y me quedo
corto:
(1) Gracias por desmarcarse de las operaciones fascistas que ya clamaron ante
el Parlamento sin capacidad de convocatoria alguna. Tanto éxito ha tenido el
desmarcaje del golpismo, que Cristina Cifuentes, Delegada del Gobierno en
Madrid, alude a la presencia de nazis infiltrados. Con su ayuda estaremos más
seguros. Nadie mejor que ella y gente de su partido para revelar la identidad de
los ultras y apartarlos preventivamente de nuestro recorrido. Lo hacen con los
hinchas. ¿Podrían hacerlo en nuestras próximas convocatorias? ¿Y legalizarlas
aunque no lo hayamos solicitado, como con el 25S?
(2) Gracias, porque lo anterior ha arrebatado a la (extrema)derecha el
monopolio de la crítica frontal al Régimen de la Transición. El turnismo pactado
entre el PP y el PSOE o el fruto de sus mayorías absolutas son criticados ahora
como rasgos antidemocráticos. Como solución se pide más democracia. Se impugna
el desmantelamiento del muy precario Estado de Bienestar y la precarización de
la fuerza de trabajo que comparten ambos partidos. Y se critican los giros
pendulares que impiden la continuidad de políticas centrales para una sociedad
(sanidad, educación, organización del estado…). Por mucho que lo sigan
intentando, Tejero nunca más servirá de mordaza para ahogar las críticas
estructurales del Régimen que padecemos.
(3) Gracias por exigir la dimisión de un Gobierno que ha incumplido todo su
programa electoral. La rendición de cuentas y el cambio noviolento de los
gobiernos falaces son dos rasgos esenciales de los cargos democráticos. El
tercero, la receptividad a la ciudadanía, habrá que exigírsela y ganársela a los
siguientes gobiernos. Llevan año y medio acosando como antisistema a un 15M que
recaba las simpatías de siete de cada diez votantes. Pero a partir del 25S saben
que podrían caer con la resistencia y la desobediencia noviolentas de la
población a la que han traicionado.
(4) Gracias también por exigir un nuevo contrato social y normalizar la
demanda de un proyecto constituyente que renueve esta democracia. Por primera
vez en nuestra historia la Constitución muestra sus costuras y esta vez las
hacen saltar los demócratas y no los fascistas. Es la ciudadanía la que quiere
participar, con nuevas reglas de juego. La única reforma de la Constitución ha
sido unilateral y puntualmente adoptada por el bloque político gobernante: para
anteponer las cuentas del Estado al bienestar, las finanzas a los derechos
sociales. Por eso, el 25S hará llegar sus demandas como peticiones al
Congreso.
Escojan el formato para enviarles sus peticiones a sus señorías. Pueden
cambiar el disco de esta democracia (se propone lanzar discos voladores) y/o
presentar un escrito a favor de un Parlamento 4.0: siempre complementario y
simbólico, reflejando lo que votaría la población en caso de contar con una ley
electoral proporcional. Solo como referencia, para evidenciar su distancia y
encastillamiento. Si no les atienden, habrá sido la Administración la que
incumpla con la Constitución. Habrá quedado claro, otra vez, que después de
votar la ciudadanía no puede pedir nada, menos aún exigir.
(5) Gracias, una vez más, por haber abierto la convocatoria y haber
reformulado los lemas y la estrategia para hacerlos más inclusivos. De “tomar”
el Congreso se pasó a “ocuparlo” y de ahí a “rodearlo” y, por fin, a
“rescatarlo”. Ni hacerse con el poder, ni ocuparlo temporalmente, ni someterlo
siquiera a un ultimátum. “Rescatarlos”: a ellos, a los parlamentarios que ocupan
sus escaños presos de la disciplina de partido y de los Consejos de
Administración. El proceso constituyente se ha iniciado en forma de “cumbres
sociales” de sindicatos, “congresos” de partidos o surgimiento de plataformas,
posibles embriones de Siryza en los próximos comicios autonómicos.
Representantes de partidos y sedes parlamentarias acudirán a las
concentraciones. Jueces por la Democracia, semillero de ministros y hasta de una
vicepresidenta, ha salido en favor de los manifestantes. Hacen faltan más
auto-inculpaciones y más equipos jurídicos de partidos y sindicatos, en
reciprocidad con el apoyo que han recibido del 15M, para que la democracia viral
pase de la calle a las instituciones
(6) Gracias porque el diálogo y la movilización con base digital han abierto
el código democrático otra vez. El anonimato inicial de la convocatoria, por
miedo a la represión, y los recelos que despertaba se han superado poniéndole
mil voces y presentando otras tantas caras. Así ha resultado más plural e
incluyente. El centralismo se ha eliminado multiplicando las sedes políticas a
“rescatar”, al sumar parlamentos autonómicos y ayuntamientos. La retórica ha
pasado de una “batalla final” a iniciar un proceso de cambio estructural. No por
imparable será rápido. Les tomó muchos años arrebatarnos la democracia. Nos
llevará también muchos recuperarla y reinventarla.
Pero no se preocupen hace tiempo que estamos en ello. Nunca Máis demostró que
había que limpiar más despachos que playas. El 13M que la España de 2004 ya no
era la de 1981 y que la gente esta vez salía a parar el golpismo mediático que
quiso dar Aznar. V de Vivienda denunció la buburja que hoy nos asfixia. El 15M
recuperó e innovó todas esas experiencias, las aliñó con más tecnopolítica
digital y echó raíces en el tejido social contra los ajustes.
(7) Gracias, en fin, por no haber amenazado al 15M arrogándose su nombre. Se
han evitado rupturas y escisiones que el bloque de poder explotaría a su favor.
El 15S y el 25S, sumados, podrían perfilarse como dimensiones distintas de un
mismo artefacto político-social novedoso e innovador. El 25S ha sacado al 15M de
las “atmósferas” y los “climas” que lo entendían como “contra-hegemonía” (un
cambio cultural y ético, no tanto de poder político-económico, para que se
entienda). El movimiento de consenso, expresivo y de largo aliento, se completa
con el de protesta que logra impactar el curso político. Ante la agresión y la
represión de las políticas públicas actuales no bastan la auto-exaltación
exhibicionista ni la parodia autocomplaciente. Esto último parece ser lo único
que aprendieron los sindicatos mayoritarios con su convocatoria del 15S. ¿Quién
se acuerda de que exigían un referéndum? A lo mejor pueden improvisar un Bloque
Crítico en las siguientes (auto)convocatorias ciudadanas. Por coherencia y por
reciprocidad al apoyo recibido, digo.
Ojalá seamos muchos, muchísimas quienes acompañemos el 25S. Conste que
cualquiera que sea nuestro número, acudiremos porque hemos recuperado la
protesta pacífica como derecho cívico que se ejerce y que obtiene reconocimiento
(no permiso) administrativo. Porque la crítica a la Transición y a la
Constitución ya no hacen el juego a la derecha; al contrario, denuncia su uso
patrimonialista, casi guerracivilista, del patriotismo constitucional. Porque la
reforma constitucional ya no se limitará a procesos federalizantes (la escapada
electoral de las elites regionales y la coartada socialdemócrata). El nuevo
contrato social deberá recoger la voz de los dos tercios de ciudadanos actuales
que no pudieron votar el texto de 1978. Y porque, aunque no se les reconozca
cuando cuajen, de todo esto y para entonces habrá nacido una nueva
institucionalidad y contaremos con más espacios de auto-organización y autonomía
ciudadanas.
http://blogs.publico.es/dominiopublico/5859/el-25s-ha-triunfado/

Víctor Sampedro Blanco es catedrático de Opinión Pública y Comunicación Política en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Escribe regularmente en el blog Propolis.

** En la imagen, publicada en El País, los alrededores del Congreso de los Diputados en esta misma tarde del 25 de septiembre de 2012. 

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