Isaac Rosa
26/09/2012
Muchos se van a levantar esta mañana con una marca en la espalda,
en la cabeza, en un brazo, o incluso en la médula: la marca España. Ese es el
chiste triste que anoche triunfaba en las calles y en las redes sociales: la
marca España como hematoma.
Esa marca España que tanto preocupaba al gobierno y que justificaba
el viaje de Rajoy y del rey a Nueva York; esa con la que pretenden que seamos
vistos como un país serio, responsable, que hace lo que tiene que hacer y cumple
sus deberes. Creíamos que hablaban de otra cosa, pero no: la nueva marca España
es la represión de la protesta, como demostración de que el gobierno llegará
hasta el final al precio que sea, que no le temblará el pulso cuando los
recortes y contrarreformas venideros multipliquen la contestación ciudadana.
La marca España la estamparon 1.300 policías anoche a porrazo
limpio, en una exhibición de violencia policial como no veíamos desde hace
mucho. Porrazos salvajes, detenidos arrastrados por el suelo, cabezas abiertas,
periodistas golpeados, diputados apartados a empujones, viajeros perseguidos
hasta el tren, disparos de pelotas y cargas de una agresividad pocas veces
vista.
La nueva marca España recuerda demasiado a la vieja marca España
que creíamos superada. El trabajo previo de calentamiento de la delegada del
Gobierno –que por supuesto no podía levantarse hoy sin proclamar “ya lo decía
yo”-; la desproporcionada presencia policial; la actitud agresiva que mostraron
desde primera hora –con el casco puesto y en formación de carga desde las seis
de la tarde-; y sobre todo la brutalidad con que golpearon a los manifestantes,
parecen sacadas de aquella otra marca España de color gris.
La nueva marca España ha llegado para quedarse. Lo de ayer es sólo
el principio, un intento de aterrorizar a los ciudadanos con la vista puesta en
próximas protestas que, tras el rescate, serán mayores. En la línea de las
medidas preventivas de la delegada del Gobierno, la de ayer fue una paliza
preventiva: para que nos vayamos enterando de que las reglas de juego han
cambiado, para que se nos vaya haciendo el cuerpo, que la marca España no se
estampa con solo un porrazo: hay que sacudir repetidas veces para que no se
borre.
La nueva marca España tuvo ayer su cuarto de hora de fama mundial:
portada de toda la prensa, emisión en directo en televisiones internacionales,
mención de la presidenta argentina en la ONU, trending topic en el twitter
planetario. Mensaje recibido, dirán los mercados: España es un país serio, y el
dolor de sus ciudadanos es la prueba infalible de que hace sus deberes. Mensaje
recibido, debemos decir también los ciudadanos: su miedo es mayor que el
nuestro.
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