20/07/2014
Aviso: la gente, esa que salía unitariamente a la calle, y llenaba Madrid, va a saber organizarse en plataformas y asambleas de poder popular. Aviso etimológico: la democracia es el gobierno de la gente.
No es fácilmente olvidable el mantra que repitió la derecha y todos sus terminales “intelectuales”: la democracia es representativa y si el 15M quiere hacer política, que se presente a las elecciones. Y ahora, cuando esa derecha, o su apéndice bipartidista, leen las encuestas y el proceso que se está gestando, que ya ha dado su primer aviso en las elecciones europeas, atacan desaforadamente satanizando a siniestra y ultrasiniestra.
Muchos dirigentes, en función de la teoría del sujeto histórico (es decir, de las condiciones subjetivas), deberán limpiarse las telarañas de un pasado representativo que ha desecado la democracia del 78 hasta convertirla en un juego de sombras chinescas en manos de la UE y del sistema financiero, ese poder real y fáctico que incluso ha logrado el golpe de mano antidemocrático del nuevo artículo 135 de la Constitución. Es decir, la Constitución del 78 ya no existe, se la han cargado, y todo se ha movido y seguirá moviéndose en el seno del proceso constituyente que vivimos. Por cierto, una aclaración a los que dicen que hay que conseguir abrir un proceso constituyente. Supongo que se referirán al proceso legal-formal, a la hora de discutir los extremos del nuevo acuerdo de convivencia, porque el proceso constituyente político, social, ya se ha abierto hace tiempo, y sigue hirviendo ante las narices de muchos dirigentes que no saben salirse de la foto fija anterior a la irrupción del 15M.
¿Quién sabe cómo será la coyuntura política dentro de unos meses, al ritmo que van la radicales novedades que se están produciendo? Esta democracia, presumo, no la van a conocer ni los padres constitucionales que la parieron. Esa gente que llenó calles y plazas y se arremolinó en el rompeolas de todas las Españas, esa gente que gritó que parecía democracia pero no lo era, que no se sentían representados, que la realidad era otra cosa, que era posible un cambio… y que repitió el estribillo atronador del “Sí-se-puede”, da la impresión, tras la inmensa manifestación del 22M, que tienen capacidad para empoderarse en el marco de un entendimiento plural y en torno a programas concretos, y que pueden atreverse a ganar la democracia en su sentido más etimológico.
Hace poco un dirigente decía que cuando le hablaba a su vecino de “proceso constituyente” este no se enteraba de nada. ¿Y cuando le hablaba de austericidio, de prima de riesgo, de hombres de negro, de correlación de fuerzas…, se enteraba? Quizás tampoco, por lo que se deduce que deberemos hacer un esfuerzo pedagógico para incluso explicar el concepto de “plusvalía”, por muy abstruso que parezca. Por mi parte, yo le dije a mi vecino: “Cuanta mayor unidad exista en la mayoría social, mejor”. Y el vecino me contestó: “¿Por qué te crees tú que yo voy a todas las manifestaciones?” Los dos habíamos partido de la base de que era necesario cambiar las cosas de raíz. Pues bien, aquí está, como aquel aristócrata que hablaba prosa sin saberlo: esto es exactamente el proceso constituyente.
Por eso, sin ánimo de aconsejar y mucho menos de presionar, simplemente aviso: existe la gente y se está organizando. Y nosotros, que hemos representado a la gente, deberemos ahora aprender a ser gente. Cosas de la política.
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