Ignacio Escolar*

El Periódico de Catalunya

06/10/2013

Enrique Rodríguez Galindo, probablemente el militar más condecorado de la historia de la Guardia Civil, fue condenado a 75 años y seis meses por los secuestros y asesinatos de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala. «Me he limitado a llevar el todo por la patria hasta sus últimas consecuencias», dijo sobre su carrera en 1995, al ascender a general. Su historia penitenciaria y la del resto de los terroristas de los GAL demuestran que tal vez la Justicia es ciega, pero que el Estado sin duda no lo es.

Desde el viernes, Galindo está en libertad condicional, pero hace ya nueve años que dejó la prisión por «motivos de salud». De su condena, solo ha cumplido cuatro años y cuatro meses. Salió de la cárcel en septiembre del 2004; en teoría iba a terminar la pena en su casa «bajo vigilancia policial», pero obtuvo el tercer grado en enero del 2005, a los cuatro meses. Para un preso común, el tercer grado es un gran paso: implica que solo irá a la cárcel para dormir. Pero, si ya duermes en casa, el tercer grado es casi indistinguible de la libertad total. En la práctica, la recién estrenada condicional de Galindo solo implica que ahora podrá trasnochar, dormir fuera de casa y viajar.
Galindo ni siquiera es el condenado por los GAL al que más barato le salió. El exdelegado del Gobierno en el País Vasco José Julián Elgorriaga Goyeneche fue también condenado a 75 años por los asesinatos de Lasa y Zabala. Solo cumplió un año y nueve meses hasta que fue excarcelado por motivos de salud. El sargento Enrique Dorado Villalobos cumplió seis años de 71, igual que el cabo Felipe Bayo Leal. Mejor aún les fue a los condenados por el secuestro de Segundo Marey. Rafael Vera, José Barrionuevo, Julián Sancristobal y Miguel Planchuelo fueron indultados por Aznar cuando el exministro Barrionuevo apenas llevaba tres meses en prisión.

El Estado no solo ha sido generoso y compasivo con los GAL. También con los policías, mossos y guardias civiles condenados por torturas: en España es más fácil encontrar a un torturador indultado que a otro que haya pisado la cárcel. O con los golpistas del 23 F. En 1987, a los seis años del golpe, solo quedaban cuatro condenados entre rejas de los más de cien militares que participaron (la mayoría ni siquiera fue juzgado). En 1988, el Gobierno de Felipe indultó a Alfonso Armada porque padecía una enfermedad cardiaca grave incurable (tan grave que este año ha cumplido 93 años de mala salud de hierro). Y al año siguiente, salió de la cárcel Jaime Milans del Bosch y Ussia cuando solo había cumplido un tercio de la condena y sin mostrar arrepentimiento alguno. «Volvería a hacer lo mismo», dijo antes de dejar la prisión. De todos los golpistas, solo Antonio Tejero, que consiguió el tercer grado en 1993, cumplió más de diez años de prisión.
http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/compasion-del-estado-2720449

“Nacho” Escolar García es bloguero y periodista y dirige actualmente la publicación electrónica eldiario.es. Fue fundador y primer director del periódico Público.

** Imagen del terrorista Enrique Rodríguez Galindo, exgeneral de la Guardia Civil.

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