por Granada Republicana UCAR | Dic 3, 2013 | impor
Por el Derecho a elegir una Constitución Republicana. Por un Proceso Constituyente
29/11/2013
Ciudadanos, ciudadanas; hombres y mujeres en este País: aunque pisemos la misma tierra y nos cubra igual cielo, el país en el que nos encontramos, ya no es el mismo de hasta hace no tanto: es ahora más gris, con menos derechos, con más dolor. Cercana la fecha en la cual se conmemora el aniversario de la Constitución española de 1978, la Constitución monárquica, sirva esa data a la reflexión sobre el momento, sobre sus causas atrás en la Historia, y sobre el porvenir que deseamos para nuestros hijos, para nuestras hijas, y para nosotros mismos.
El Régimen instaurado en 1978, aún vigente, fue resultado del ensamblaje coyuntural entre fuerzas democráticas provenientes de la II República, y los poderes de la Dictadura franquista. Que la Jefatura del Estado recayese, sin posibilidad alguna de elección, en la persona designada por el propio Franco como su sucesor a título de Rey, y en su familia de forma hereditaria, nos invita a pensar sobre cuáles fuerzas –las democráticas, o las herederas de la Dictadura- tienen más peso en la Constitución que aún nos rige: 143. 353 personas –son cifras de la propia Audiencia Nacional- asesinadas fríamente por defender la República, 30.000 niños robados a sus familias, decenas de miles de represaliados y de represaliadas… dan también fe de ello. El Estado español surgido en 1978, se niega sistemáticamente a investigar sus casos, a pesar de los requerimientos oficiales de la ONU. El Régimen de la Monarquía se niega a la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas del franquismo. Y no es casual esa negativa, pues en ella basa la Impunidad que hoy tiene su reflejo en el saqueo del País, en la destrucción del Empleo, en la pauperización de las clases trabajadoras, asalariados, pymes… En la destrucción de los Servicios Públicos, en Leyes represivas, como las proyectadas de huelgas y de seguridad ciudadana: verdaderas leyes anti-huelga y anti-seguridad, concebidas con un mismo fin: aplastar a la Sociedad y garantizar así sobre ella el dominio despótico de una minoría privilegiada. Esto, bien real, por cuanto lo sentimos y sufrimos en nuestro día a día, tiene un nombre: franquismo. El que se incluyó en la Constitución de 1978. Y tiene, también, una garantía de permanencia invulnerable, fijada por el propio Dictador asesino: la Monarquía.
Es por este raciocinio, basado en hechos tangibles, que señalamos la III República como contrapartida garante de, exactamente, lo contrario de la Corona. La III República como garantía de Democracia participativa a todos los niveles. ¡No la propiedad privada del Estado por parte de un clan familiar! La III República significa, para España, un Estado plurinacional y federal; eso que cada vez va sonando más y ya era hora: el republicanismo lo ha señalado desde siempre.
III República significa igualdad real de oportunidades, cohesión social, Servicios Públicos… Un Estado laico, respetando la libertad de conciencia y confesión. Significa, políticas de paz activas buscando el entendimiento y respetando los Derechos de los Pueblos; una cultura para el Ser Humano. Empleo, solidaridad… eso significa, también, la Regeneración republicana para este País: la posibilidad de un nuevo comienzo; una nueva oportunidad para hacerlo mejor. ¡Este ya no es País para Reyes! Es la Hora de las Personas, la Hora de la República.
UCR es una asociación -que no partido- transversal, entre cuyos socios, entre cuyas socias, están personas de diferentes organizaciones políticas, sociales, sindicales… con el denominador común del compromiso democrático. Desde este pequeño, desde luego no único, pero sí respetado, referente, señalamos que, en nuestra opinión, no basta con cambiar de Gobierno, éste o aquél, sino que es necesario también ir, entre todos, entre todas, a un cambio de Régimen que asegure los Derechos y las Libertades de la Ciudadanía, gobierne el partido que gobierne. Garantizar el Estado del Bienestar y que nadie pueda jamás destruirlo. Que no vuelva a suceder lo que ha pasado en España, lo que sigue pasando. Este es nuestro Llamamiento a todas las organizaciones, a todas las personas, a todas las Mareas… en las cuales participamos, como participamos en la
Junta Estatal Republicana (JER)**, formada por más de 50 organizaciones de todo el País: ¡No olvidéis la República junto a cada reivindicación concreta y para “conectarlas” todas. Para reforzarlas! Este País se encuentra ya inmerso en un Proceso Constituyente que será republicano, o no será, y sí otra estafa que nuestro Pueblo no puede permitirse sufrir.
Por el Derecho a elegir entre Monarquía o República.
¡No tenemos miedo a las urnas!
Es el Régimen monárquico quien tiene miedo a esa elección y por eso la niega a toda costa. Porque la perderá. Porque la ganaremos.
¡Plena confianza en este Pueblo, que es el mismo del 14 de Abril!
¡VIVA LA REPÚBLICA! ¡VIVA LA III REPÚBLICA!
por Granada Republicana UCAR | Nov 24, 2013 | impor
Los empresarios han reconocido que no volveremos a vivir con los niveles y un entorno económico similar al de antes de la crisis. De cajón, incontestable, real como la vida misma. Como todas las crisis, ésta ha servido para reestructurar el aparato productivo despidiendo a trabajadores, cerrando empresas y dando un paso de gigante en la liquidación de las conquistas sociales mediante la destrucción del modelo productivo proveniente del Estado del Bienestar. Creo que ya no hay duda alguna sobre ello.
El problema que esta situación nos plantea a los que venimos de una tradición de lucha contra el sistema, es de una magnitud tal que nos obliga a echar por la borda análisis, valores, acciones y estrategias de oposición de otras épocas, incluidas las actuales. Gastar esfuerzos, energías y tiempo en conseguir la vuelta atrás es un trabajo estéril.
La crisis ha acabado con la filosofía política y sindical basada en demandar del sistema una parte mayor del pastel. Ya no es posible porque el sistema ni quiere ni puede, a no ser que se niegue a sí mismo. La opción que nos queda no es otra que la asunción de ese hecho y comenzar a plantear una alternativa de amplio respaldo que se vaya construyendo en función de la creación de otra sociedad con otras motivaciones, otros contenidos y otra cultura del bienestar, el consumo y la calidad de vida.
El pleno empleo no es posible si no hay un reparto del trabajo. Los salarios deben contemplarse en la globalidad de triple dimensión: directo, indirecto y diferido poniendo el énfasis en una relación entre ellos diferente. Y esa construcción necesita de los trabajadores, de los técnicos, de la ciencia, de la investigación, de ciertos autónomos y en general de todos aquellos que ya han sido uniformados por su condición de precarios y marginados. Ya no hay vuelta atrás, ni para el sistema pero tampoco para su declarada oposición. No es una cuestión meramente electoral sino de proyecto.
por Granada Republicana UCAR | Nov 22, 2013 | impor
21/11/2013
Salgo del Metro madrileño por la
calle Serrano y me encuentro de golpe con comercios de bienes de lujo, miro en uno de los escaparates, observo unos zapatos de 450 y a su lado otro par por 590 €; de súbito surge el pensamiento de un millón y medio de personas desempleadas que reciben una prestación mensual de 426 € con la que tienen que sobrevivir, no sólo ellas sino también familiares a su cargo. Sigo mirando, reparo en una mochila de 660 y un bolso de mujer de 950 €; por la mente cruza la idea de que cinco millones de pensionistas (el 57% del total) han de subsistir con menos de 700 € al mes.
Continúo explorando el escaparate, ahora veo unos pantalones de hombre por 1.425 y otros de mujer a 1.670 €; sopeso que, más o menos, el sueldo mensual medio del asalariado según el
INE. Me fijo en una cazadora de corte femenino a 3.590 y en un maletín de avestruz a 6.500 €; en ese momento, aparece reflejada en el escaparate la imagen nítida de una pareja de burgueses que presume de vestir con ese lujo y me murmuran alborozados al oído: tengo unos zapatos, trajes, vestidos, unos pendientes, gemelos,…, que cada uno cuesta tantos sueldos de productor [ya sabéis que trabajador es un término que consideran de izquierda]. La imagen fantasmal se desvanece y quedo confuso; ¡uf!, no he debido tomar ese chupito de hierbas tras el cocido, su supuesto efecto digestivo ha derivado en alucinógeno.
¡Ahora caigo!, seguramente esa pareja espectral de burgueses es un eco en la memoria dejado por la noticia que leí hace días: “Los consejeros de las empresas del
Ibex ganaron una media de 279.300 euros en 2012”; una remuneración que supera en 5 veces el promedio correspondiente para directores y gerentes (54.396 €), en 9 la retribución media de técnicos y profesionales (30.087 €), en 13 la recibida por los trabajadores cualificados de las industrias (22.030 €), en 22 el salario medio cobrado por los trabajadores no cualificados en servicios (12.945 €), en 23 la pensión media anual de la Seguridad Social (12.012 €) y, a su vez, excede en nada menos que 31 veces el salario mínimo interprofesional (9.034 €). El pensamiento reflexiona qué surcos tan profundos de desigualdad labra el capitalismo en nuestra sociedad y prosigue discurriendo sobre el 22,2% de la población española que se encontraba por debajo del umbral de riesgo de pobreza en 2012 (
Encuesta de Condiciones de Vida del INE): alrededor de diez millones y medio de personas dispusieron de una renta media inferior a 7.182 €, cantidad 39 veces inferior a la ganancia media de los consejeros de empresas Ibex.
Un tanto desasosegado, dejo de contemplar los escaparates del lujo, camino por la calle Serrano y me encuentro un quiosco donde un titular de revista atrae con fuerza mi mirada: “Las 100 mayores fortunas de España”, hojeo el ejemplar y leo que suman un patrimonio de casi 160.000 millones de euros; en el Top 10, el más rico acumula 47.600 millones de euros mientras el burgués rezagado en la décima posición ha atesorado la modesta cantidad de 2.100 millones de euros. ¡Qué barbaridad y yo pasando tantas privaciones!, me cuchichea al oído el fantasma de mi vecino obrero de la construcción, sin empleo desde hace cuatro años, uno más del numeroso colectivo de tres millones y medio de parados de larga duración (58,5% del total de desempleados en el tercer trimestre de 2013 según la
EPA del INE), que subsiste gracias al piso cedido por sus padres y al apoyo de amigos y vecinos. Me dice que forma parte de esos tres millones de personas que sobreviven con menos de 307 euros mensuales y que los estudiosos clasifican en la categoría de la pobreza severa, significando el 6,4% de la población española en 2012 pero con una clara tendencia a crecer durante la presente crisis económica (3,5% en 2007 según la ECV del INE).
Como sociólogo me doy por aludido, agregando que la concentración de la riqueza y el aumento de la pobreza severa son las dos caras de la misma moneda, tal como nos indican el
coeficiente de Gini que creció de 31,9 a 35 sobre 100 desde 2007 a 2012 y la
Distribución de la Renta S80/S20 que también subió su valor en España: el 20% más rico acumula 7,2 veces más renta que el 20% más pobre de la población, cuando en 2007 esa ratio se situaba en 5,5 veces. Ambos indicadores contrastan con el conjunto de la Unión Europea donde han permanecido estables en valores visiblemente inferiores respecto de los españoles (según
Eurostat, 30,5 y 5,1 en 2012, respectivamente). Además, le explico al fantasma de mi vecino que estamos asistiendo a una polarización de la estructura social que avanza hacia una sociedad dualizada, entre ricos y pobres, donde el espacio social de las clases medias se estrecha y es bastante vulnerable, con capas en proceso de empobrecimiento y desclasamiento que se precipitan hacia el
precariado, un espacio social que aumenta con el neoliberalismo, caracterizado por la rotación entre situaciones de paro y empleo temporal, la pobreza material y una creciente desafiliación o carencia de relaciones sociales. Rasgos negativos que en España adquieren una mayor gravedad por las políticas de recortes sociales y desmantelamiento del Estado del Bienestar que se implementan desde el estallido de la crisis económica.
Tras mi monólogo, me mira el quiosquero con desconfianza y espeta si quiero la revista, le digo alzándola que no hay derecho, qué desigualdad e injusticia, a lo que responde que compre o me vaya, pues su quiosco no es un foro de discusión. Algo ofuscado decido cambiar de escenario marchándome a la
Cuesta de Moyano, a pasear entre sus casetas de libros de segunda mano. Curioseando observo un libro de
Miguel Espinosa,
La fea burguesía, lo abro a voleo y leo: “Aunque parezca paradójico, el gasto te enriquece; únicamente si gastas, te verificas como rico; por eso florece un comercio de objetos carísimos, y hay misteriosas tiendas dedicadas a gastar, no a comprar”. Sigo hojeando y reparo en las siguientes frases: “…cambiar el salario de treinta obreros por una figurilla que casi quepa en la palma de la mano, algo que a los propios obreros se les antoje insignificante, frágil y efímero. (…) Cuando un hombre recibe el salario de treinta obreros, carece de hermanos, porque no teme; la impunidad, entendida como fruto de la total seguridad, sustituye a la fraternidad y a la responsabilidad”. De nuevo asoma la pareja espectral de burgueses y me susurran con arrogancia: vuestra pobreza es nuestra riqueza; a lo que contesto irritado: ¡hummm… qué fea burguesía!.
por Granada Republicana UCAR | Nov 19, 2013 | impor
16/11/2013
“Pero no ha llegado la paz, Luisito: ha llegado
la victoria”. Esa es la respuesta que le da don Luis a su hijo en la
escena final de
Las bicicletas son para el verano de
Fernando Fernán Gómez. Se trata de una escena memorable no sólo porque pertenezca a una de las
mejores obras de nuestro teatro contemporáneo. El presente político español
suele devolverle también la realidad. Nuestra historia nos condena a vivir
instalados en la anomalía.
La sentencia sobre la
“doctrina Parot”, aunque responde a una
impecable sensatez jurídica, ha levantado revuelo en el orgullo nacional.
Supongo que no alcanzará tanto eco, ni la mitad de la mitad, otra intervención
extranjera que sin embargo me parece de mucho más calado histórico y social. Me
refiero al
informe del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre las Desapariciones Forzadas o Involuntarias. Los resultados son muy duros por lo que
se refiere a España y no ya porque denuncie el desamparo en el que han vivido
las víctimas del franquismo. Después de Camboya, somos el segundo país
del mundo con más desaparecidos. Lo que me parece de verdad grave es
que se denuncie el uso de la Ley de Amnistía de 1977 como una medida de punto
final típica de las dictaduras para impedir la investigación de crímenes contra
la humanidad. Ese es el uso que ha hecho de ella el triste, feo y desacreditado
Tribunal Supremo.
En definitiva: la tan cacareada Transición
Española no pertenece a la Paz. Fue el capítulo último de la
Victoria.
La manipulación de la historia de España ha sido decisiva a la
hora de legitimar la perpetuación de la oligarquía económica del franquismo como
bloque de poder en la democracia. Las élites económicas nunca vivieron la
Transición como una oportunidad para la verdadera transformación democrática y
social del país. Buscaron una estrategia que les permitiera a la vez mantener
sus privilegios y conectar con el capitalismo europeo. Se manipuló la
historia para ocultar las responsabilidades de la guerra y de una
alargada y cruel posguerra en la que se estableció la anomalía
española.
Considero de lectura obligada el libro de
Julián Casanova
titulado
España partida en dos. Breve historia de la Guerra Civil española (Crítica, 2013). El prólogo y el epílogo son tan importantes como
el estudio del enfrentamiento bélico. En el prólogo se explica que España era un
país europeo normal en el primer tercio del siglo XX. Los enfrentamientos y las
tensiones propias de la época no fueron más violentas que en otros lugares y
desde luego no justifican la interpretación de un inevitable golpe de Estado en
1936. Con la derrota de la república, llegó la Victoria, o lo que Julián
Casanova llama la “paz incivil”. Entre 1939 y 1946, se ejecutaron al
menos 50.000 personas y la cuenta no paró hasta 1975. Al contrario de
lo que ocurrió con los caídos por Dios y por España, estos muertos fueron
condenados al olvido, junto a tantos demócratas que acabaron en las tumbas, las
fosas, el exilio y la cárcel a causa del golpe de Estado de 1936. No ocurrió lo
mismo en Italia, Alemania, Austria o Francia. “En la larga y cruel dictadura de
Franco –concluye Casanova-, reside, en definitiva, la gran excepcionalidad de la
historia de España del siglo XX”.
Esa anomalía llegó a la Transición con
las consignas del olvido, la equidistancia y la manipulada reconciliación. Nadia
quería venganzas en 1975. Pero hubieran sido muy aconsejables la verdad, la
justicia y la reparación de las víctimas para no condenarnos a una
democracia sin raíces, sin valores y sin pudor público.
María Dolores de Cospedal expresa ahora el deseo de una España al margen de los
tribunales internacionales y los derechos humanos. Es algo que llena de
angustiado asombro. Seguimos soportando la ignorancia bárbara de unos
políticos que no se avergüenzan de sentirse herederos del franquismo
porque piensan, o les interesa pensar, que la palabra crimen tiene que ver con
la República y no con unos militares que, apoyados por la Iglesia y los
terratenientes, se levantaron en armas contra la democracia constitucional que
estaba intentando modernizar el país. Y así nos va.
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