por Granada Republicana UCAR | Ene 2, 2014 | impor
02/01/2012
Cada fecha tiene su significado: 6 de diciembre significa Constitución y 28 de febrero,
Andalucía. El 14 de abril no puede significar monarquía, ni el 18 de julio, república. De la misma manera, el
2 de enero no puede significar Granada. Toda conmemoración es una selección ideológica, porque el pasado es demasiado complejo para celebrarlo entero. Ninguna fiesta es natural ni neutra. No vale decir que esto es “
de toda la vida“, ni preguntar qué de malo tiene gritar “
¿qué?” tres veces en la Plaza del Carmen.
Seleccionar el 2 de enero como día de la ciudad tiene significado ideológico y político, para empezar porque implica que no celebramos otras fechas posibles -por ejemplo, 26 de noviembre,
Capitulaciones; 25 de mayo,
Mariana Pineda; o 5 de junio,
Federico García– y sobre todo porque
conmemorar el 2 de enero significa conmemorar el punto de vista de unos -los que tomaron- anulando el punto de vista de los otros -los que entregaron-. El día 2 de enero de 1492 sólo ocurrió una cosa: que las primeras avanzadillas militares de los cristianos entraron en la ciudad. Los Reyes Católicos llegaron el día 6, y el tratado de toma/entrega se suscribió el 26 de noviembre del año anterior. Esa primera entrada militar no fue además resultado de una victoria, sino primera ejecución de un contrato político en virtud del cual Granada se integró en las Españas. Lo que ocurrió después ya lo sabemos: una parte, la granadina, entregó y cumplió; y el nuevo estado (moderno sí, pero) absoluto tomó pero no cumplió. Vino la sublevación y esta vez a la deslealtad del fuerte se sumó el exterminio del débil: en la mal llamada guerra -sólo había un ejército, no dos- de
los moriscos, las tropas del naciente estado absoluto practicaron la limpieza étnica, la segregación racial e innumerables crímenes de lesa humanidad.
Curioso sin embargo que esto todavía se lea como una historia de moros (malos que se fueron) y cristianos (buenos, modernos y democráticos que nos quedamos) cuando no es sino la enésima versión del enfrentamiento ancestral entre los pueblos y los estados, entre los poderes y los derechos. Y curioso que cuando se habla de este complejo de imposturas y olvidos históricos que asignan a Granada un papel pasivo en la historia -Granada es el objeto que se tomó y no el sujeto político que suscribió un tratado condicionado de entrega- no se vea relación alguna con el presente, con los problemas de marginalidad y discriminación que hoy sufre -la desde 1833 llamada provincia de- Granada. La fiesta de la Toma parecerá muy española si por España se entiende una unidad indisoluble superior y previa a la Constitución, pero no lo es tanto si se piensa que España es un estado constitucional y plurinacional integrado en la Unión europea.
En un caso y en otro, se piense como se piense, la fiesta es antigranadina.
por Granada Republicana UCAR | Dic 30, 2013 | impor
Por otro año trabajando por un proceso constituyente…
Por otro año sumando fuerzas…
UCAR-Granada os desea un próspero 2014.
Salud y República.
* Postal cortesía del amigo Jota Medina.
por Granada Republicana UCAR | Dic 28, 2013 | impor
El ex defensor del Pueblo Andaluz José Chamizo acudirá al ‘Encuentro por el diálogo de las culturas’, con la música de Carlos Cano
Europa Press
26/12/2013
En ella, según sostienen, “se concentran cada vez más grupos fascistas y neonazis de carácter violento y racista que suponen un riesgo para la convivencia democrática, que fomentan delitos de odio contra los inmigrantes y hacen apología del fascismo”, según ha indicado a los periodistas el portavoz de la plataforma,
Francisco Vigueras.
Por ello, han reclamado una vez más al Ayuntamiento de Granada que ponga fin a esa celebración y la cambie por la fiesta del 26 de mayo, para conmemorar el Día de
Mariana Pineda y se han congratulado de que el Parlamento de Andalucía rechazara la moción del PP que proponía que la Toma fuera
Bien de Interés Cultural.
El acto, previsto a las 11,00 horas del próximo 2 de enero en la
Fundación Euroárabe, exhibirá vídeos de rechazo a esta tradición y, como ya se ha hecho otros años, se hará un visionado de un
NODO en el que se evidencia “cómo la dictadura franquista utilizó la Toma para impulsar su ideario” y que debe llevar a concluir que ésta se trata de una fiesta “que pertenece a otra época” y que no puede servir para “seguir alimentando a la extrema derecha”.
Además, se ha programado un concierto de música andalusí, y la interpretación, por parte de
Juan Trova, de varios de los temas del que fuera su maestro, el cantautor granadino
Carlos Cano, uno de los fundadores de la plataforma Granada Abierta.
Granada Abierta está formada por, entre otros,
Manifiesto 2 de Enero,
Asociación Pro Derechos Humanos,
IU,
Granada Laica,
Mezquita de la Paz,
Asociación Mariana Pineda,
Asociación Gitana Anaquerando,
Sindicato de Periodistas de Andalucía,
Unidad Cívica Andaluza por la República* o
Fórum de Política Feminista.
por Granada Republicana UCAR | Dic 26, 2013 | impor
24/12/2013
A estas alturas, como decía aquel, el único mensaje que espero del rey es el del que abandona el trono y disuelve la casa real y la monarquía. Sin esperar tanto del discurso navideño de hoy, este año ando tentado de verlo llevado por una intuición: que este será su último mensaje de nochebuena.
No es que pretenda sustituir a aquellas pitonisas que los periódicos solían consultar por estas fechas para la típica noticia de pronósticos del nuevo año, pero aquí va mi vaticinio: 2014 será el año en que despediremos al rey Juan Carlos. Cuando acabe el año me lo reprochan si me equivoqué, o me felicitan si acerté, pero esa es mi apuesta.
No, no corran a coger la bandera tricolor, que no estoy diciendo que vayamos a proclamar la Tercera República en los próximos doce meses. Estoy hablando de otro escenario, mucho más probable: la abdicación del actual rey.
Ya hace unos meses se habló del asunto, a cuenta de sus problemas de salud y los escándalos suyos y de su familia, y se abrió un breve debate político. Hasta recuerdo un momento, en vísperas de la pasada semana santa, en que circuló con fuerza el rumor de que la abdicación era cuestión de días.
Pues bien, tras el amago de abdicación, que sirvió para crear ambientillo y ver cómo respondían unos y otros, estoy convencido de que en los próximos meses asistiremos al relevo en el trono. En su día dijeron que si no lo hacía ya era por la incertidumbre del propio heredero, y porque el rey prefería esperar a que los escándalos escampasen para irse por la puerta grande y con todos los honores.
A la espera de ver qué pasa con la infanta (si es imputada y luego desimputada otra vez) y con su marido (que acabará negociando para aceptar una condena menos dura), lo cierto es que el resto de escándalos que desgastaban al rey se han disuelto: Corinna, la cuenta suiza, el safari.
2014 va a ser un año movido, de conflictividad social -por la crisis que ahogará un poco más a los ya asfixiados-, y también institucional por el proceso catalán. La abdicación y la subida al trono del príncipe es un buen golpe de efecto que en algún momento puede servir para desviar la atención, para cambiar las prioridades y devolver la iniciativa perdida a la corona. Hasta serviría para empujar esa
“segunda transición” que algunos pretenden colarnos como sucedáneo a las ansias ciudadanas de transformación. Pero hay más: con ese horizonte de conflicto, cuanto más tarde en subir al trono Felipe, más le costará consolidarse como rey. Ya está tardando, el tiempo juega en su contra.
El rey, por su parte, está ya más que amortizado, su tiempo pasó, no aporta nada, no es garante de nada, ni de equilibrios políticos ni de unidades nacionales, y sí una fuente de imprevistos por su edad, su salud, sus amistades, su familia y sus costumbres.
Ya puestos, el rey podía despedirse a lo grande: que anunciase su marcha esta misma noche, en pleno discurso navideño, cuando estamos todos cortando jamón y descorchando botellas sin hacerle caso, hasta que el niño grita: “papá, que el rey ha dicho que se va”.
por Granada Republicana UCAR | Dic 24, 2013 | impor
La Constitución ha sido una bonita declaración de principios ninguneada por todos los gobiernos
Juan Manuel Aragüés Estragués*
El Periódico de Aragón
24/12/2013
La crisis ha abierto un proceso político e ideológico cuyo objetivo último es la destrucción del Estado de Bienestar que se gestó en Europa occidental tras la Segunda Guerra Mundial. Conviene recordar que ese Estado de Bienestar es consecuencia directa del equilibrio que surge de la guerra, pues la “amenaza comunista” en Europa oriental y la potencia de los partidos comunistas en Occidente, lleva a la burguesía a realizar fuertes concesiones a cambio de garantizarse la paz social y la conservación del poder. Por ello, desaparecido el equilibrio, la burguesía se siente con las manos libres para desmontar el estado social, ante la impotencia de una izquierda que no ha sabido leer correctamente el nuevo escenario político. Todo el proceso de construcción europea, en el que los mercados y los poderes financieros son los grandes beneficiarios, así como las políticas que los partidos conservadores están implementando en la actualidad, son fruto de un nuevo contexto histórico en el que la burguesía se ha quedado sin contrapeso político.
No cabe duda de que acabar con este gobierno antipopular es una exigencia de primer orden. Pero no se trata de producir un mero cambio de gobierno. Es preciso articular una alternativa al régimen que se fragua en la Transición. Si la Transición española ha sido tomada como modelo es, precisamente, porque en ella no fueron cuestionadas las elites políticas y económicas, no hay ruptura real con el pasado. Por eso nuestra Constitución no ha sido más que una bonita declaración de principios que, en sus aspectos más sociales, ha sido ninguneada por todos los gobiernos, de uno y otro signo. Porque esos gobiernos son expresión de ese pacto iniciático que no pretendía poner nada en cuestión.
Y aquellos polvos han traído estos lodos. La derecha, envalentonada cada vez más, no duda en aplicar su programa de máximos, mientras la izquierda sistémica, política y sindical, realiza cada vez más y más concesiones. La vuelta atrás resulta impensable, pues se han roto los equilibrios de antaño, que permitían a los socialdemócratas humanizar el sistema. Nuestro sistema se muestra inhabitable. Y esto es solo el principio.
Probablemente, si nos propusieran diseñar una sociedad desde cero, a muy pocos, a ese 1% que se beneficia del sistema, se le ocurriría reproducir lo existente. Imposible, para la mayoría social, mirar con añoranza al pasado. Se trata de construir algo nuevo, diseñar un nuevo sistema. Vivimos un sistema corrupto, en el que las elites económicas, políticas y comunicativas han sellado una alianza de sangre. La corrupción no es una anécdota, sino lo que alimenta al sistema. La democracia se ha convertido en un mero adorno, del que si es preciso prescindir, se prescindirá sin problema. Hemos visto ya en muchas ocasiones, en nuestra propia Europa, cómo cuando una decisión democrática no ha gustado, se han buscado los mecanismos para desactivarla.
Hemos escuchado las amenazas del Capital cuando la socialdemocracia griega, al principio de la crisis, sugirió preguntar a su pueblo sobre el rescate.
No caben parches al sistema. Solo construir una alternativa. Desde la mayoría social víctima de su crisis. Y para ello es preciso idear nuevas herramientas que sean expresión de esa mayoría y del programa político que rompa amarras con el pasado. Si el objetivo es salir de la crisis en beneficio de la mayoría social, no es posible ninguna alianza con los representantes del sistema. Desde la izquierda real hemos de ser conscientes de dos cuestiones. Primera, que todavía no tenemos ese instrumento que nos permita convertir en política las necesidades de la mayoría social, esa organización en la que esa mayoría pueda verse representada. Segunda, que los juegos de alianzas entre las fuerzas tradicionales de la izquierda podrán ser un parche momentáneo, pero no la solución. La estrategia no pasa por cúpulas partidarias, algunas de las cuales tienen demasiados lazos con el sistema, otras se muestran demasiado atentas a los intereses de su organización. Es preciso un proceso desde abajo que desborde los modelos existentes y rompa con las inercias que se oponen a avanzar con decisión. En suma, un verdadero reto para la izquierda.
http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/cambiar-regimen_908783.html
* Juan Manuel Aragüés Estragués es profesor de Filosofía en la Universidad de Zaragoza. Fue secretario general del Partido Comunista de Aragón entre 1993 y 1999. Actualmente coordina las Mesas de Convergencia de Aragón.
** Imagen del autor durante su intervención en el mitin central de La Izquierda de Aragón, celebrado en Zaragoza el 5 de noviembre de 2011, quince días antes de las últimas elecciones generales.
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